Un fruto prohíbido

Autor: Adhemar Cuellar

 

 

La serpiente dijo a la mujer: “No es cierto que morirán. Es que Dios sabe muy bien que el día en  que coman de él, se les abrirán a ustedes los ojos; entonces ustedes serán como dioses y conocerán lo que es bueno y lo que no lo es.  A la mujer le gusto ese árbol que atraía la vista y que era tan excelente para alcanzar el conocimiento. Tomo de su fruto y se lo comió y le dio también a su marido que andaba con ella, quien también lo comió. Entonces se le abrieron los ojos y ambos se dieron cuenta de que estaban desnudos. (Génesis 3,4-7)

Todos conocemos la historia del edén, cuando Adán y Eva comieron del fruto prohibido y fueron desterrados del paraíso.

En clases de catecismo el sacerdote pregunta a los niños:

­Hasta cuando estuvieron Adán y Eva en el paraíso

Pasaron varios segundos y nadie respondía.  Pero como siempre tiene que haber un niño carismático que se sabe todas las respuestas.  El que responde  tan compleja pregunta se para y dice: Padrecito, yo estoy seguro que Adán y Eva estuvieron en el paraíso hasta que MADURARON LAS MANZANAS…

Si nos ponemos a reflexionar  sobre las manzanas en nuestra vida, sucederá también lo mismo.

Dios nos indica que tenemos que hacer y  que no debemos hacer,  todos los días decidimos entre el bien y el mal.  En forma diaria se nos presentas diferentes frutas que  están verdes, pero que según nuestras acciones pueden ir madurando.

En algunas personas  esta la fruta del odio, si no hacemos nada  para que madure esta fruta no pasa nada, pero una pelea, un arranque de ira va haciendo que la fruta vaya madurando y cuando de pronto el odio hacia una persona se vuelve incontrolable, se convierte en un fruto bien maduro y en pecado mortal.

Esta también la manzana de la avaricia,  poco a poco al volvernos materialistas, y pensar solo en el dinero, vivimos solo para obtener dinero y mas dinero, esto hace madurar el fruto y se convierten en fruto prohibido.

Luego viene el fruto de la envidia que también nos destierra del paraíso de la gracia

Y creo que una de las manzanas más atractivas de la actualidad es  el fruto de la lujuria.  Todos estamos limpios y puros hasta que dejamos que un mal pensamiento  lleve a madurar el pecado, mirar fotos, revistas y películas pornográficas,  el deseo de tener  experiencias sexuales antes del matrimonio, las fantasías de la carne hacen que la pureza de los jóvenes se conviertan en fornicación.  También en el matrimonio los deseos incontrolables del placer carnal llevan a hombres y mujeres  al adulterio.  Como fruto del adulterio y la fornicación se llevaron a cabo  millones de abortos en el transcurso de este año, Todo esto simplemente porque   dejaron que la manzana del pecado madurara.

Hay también otros frutos peligrosos como ser: Alcoholismo, Drogadicción y prostitucion

En el jardín del edén de nuestra vida, existen frutos y manzanas de toda clase. Usted sabe cual manzana  no debe comer, usted sabe que fruto del pecado no debe dejar que  madure.

Enumere y póngale nombre a todas las manzanas del árbol prohibido en su vida.

A lo largo de este año, sin querer queriendo dejamos que muchos  frutos prohibidos, para nuestra vida espiritual, maduraran y se convirtieran en enemigos para nuestra alma.

Estamos llegando al final de un año.  A la vuelta de unas horas se aproxima un  nuevo año.

Es el momento oportuno para sacar todos los frutos prohibidos de nuestro árbol  espiritual.  Es el tiempo ideal para terminar con todas las manzanas que  están haciendo mucho daño en nuestra vida.  

Es momento de arrepentirse, es tiempo de pedir perdón a Dios, por haber desobedecido su palabra.  

Oración:     Padre Nuestro: hoy queremos hacer un alto en nuestra vida, nos detenemos para examinar y ver el fruto de nuestro árbol espiritual.  Al hacerlo Señor me doy cuenta que hay frutos malos que han madurado, mis acciones y mi desobediencia a tus mandatos han hecho que en estos momentos existan muchas manzanas pecaminosas que me están dañando,  existen muchos frutos que quieren destruir  mi alma. Padre perdóname, en este día te suplico por misericordia. Señor por favor quita y limpia de mi vida todo fruto dañino y malicioso, te ruego que borres de mi alma todo pecado mortal.  Señor empieza un nuevo año, por favor que el árbol de mi vida quede limpio para volver a empezar. Gracias por tener una nueva oportunidad para hacer crecer el árbol del bien en mi vida.

Este nuevo año obedeciendo tu palabra, espero hacer madurar abundante fruto, pero fruto del bien, este año quiero hacer madurar en mi vida los frutos de: la Fe , la Esperanza y el amor. Amen.