La vela perdida

Autor: Adhemar Cuellar 


San Juan 8,12 “Jesús se dirigió otra vez a la gente, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, tendrá la luz que le da vida, y nunca andará en la oscuridad”.
 
Recuerdo un programa en la radio, en el cual lanzaron un concurso para regalar algunos premios entre la audiencia,   la pregunta para ganarse los premios era:
 
¿Qué es un año Luz?
Algunos participantes  llamaban y respondían:
Es una unidad de longitud empleada en astronomía para medir grandes distancias.
Tomando para la velocidad de la luz un valor de 300.000 km/s, un año luz equivale en números redondos a 9.461.000.000.000 km.
 
Pero la respuesta que me llamo la atención la dijo un joven, de escasos conocimientos astronómicos, su respuesta fue la siguiente:
-No se que es un año luz,  pero SI SE LO QUE ES  VIVIR UN AÑO SIN LUZ (aparentemente se refería a que debido a su pobreza su familia no lograba pagar la energía eléctrica)
 
Esta respuesta nos conecta con la realidad de muchos creyentes,  es ocasión de hacer un examen de conciencia, para darnos cuenta los momentos, horas, días y años que vivimos alejados de la luz espiritual,  
¿Cuánto tiempo permanecemos distantes de la LUZ DIVINA ?  
 
El 14 de Septiembre de 2.007, Gustavo, mi hijo,  recibió por primera vez el sacramento de la Eucaristía , realizo su primera comunión.  Como suele acontecer en esta celebración, todos los niños llevan a la iglesia una vela, que simboliza la luz de Cristo que reciben,  luz que guiara e iluminara sus pasos hacia la vida eterna. 
 Lo anecdótico, es que al final de la celebración, luego de las fotos familiares, mi pequeño heredero, se encontraba preocupado, buscando algo, se diría que estaba busque que te busque, busque sin parar,
¿Qué estas buscando, que perdiste le pregunte?
El con angustia en su voz, me responde:
-         no encuentro mi vela,  perdí la vela papá.
Ante esta inusual situación, las palabras que le dije fueron:
-¡Hijo mió! Una hora apenas te duro la vela,  una hora y perdiste la luz… (Luego sonreímos ambos).
 
¿Y usted conserva la vela?  ¿La perdió? ¿Cuándo se quedo sin luz?
Es triste y da miedo andar en penumbras y tinieblas,  hay miles de creyentes que lamentablemente,  hasta a veces intencionalmente pierden la luz espiritual.
El Señor nos indica: YO SOY LA LUZ DEL MUNDO, el que me sigue, tendrá la luz que le da vida, y nunca andará en la oscuridad. (Jn 8,12)
 
Es tiempo de dejar atrás las horas, los días, los años que vivimos alejados de la luz. 
Hoy es el momento preciso para encontrar la vela perdida. Volver a tener la LUZ DIVINA , que guiara e iluminara nuestro itinerario espiritual hacia la Vida Eterna. 
Gloria a Dios, alabado sea Jesucristo  la luz del mundo que nos ilumina  y destruye todas las tinieblas de nuestra vida. Amen