Entre la alegría y la esperanzas

Autor: Padre Tomás Rodriguez

 

Una persona con visión cristiana descubre las huellas de Dios no sólo en la Naturaleza, sino su providencia en todo lo que le rodea, lo que le hace sentirse feliz y alegre, porque se sabe en buenas manos y no tiene miedo a nadie.

Un cristiano por naturaleza tiene que vivir en alegría, ya que tiene que ser optimista y verse continuamente mimado por Dios, pues, no somos para Él números, sino personas, y por lo tanto importantes, pues, de sus manos venimos cada uno en particular, con cuidado amoroso nos sostiene en nuestra vida, a Él nos podemos dirigir sin previa solicitud  las veces que queramos y durante el tiempo que nos plazca.

Todo esto nos hace sentirnos felices, contentos y alegres por lo que somos para Dios.

Mucha gente pone su ilusión en la influencia que tiene  sobre las personas, o en el dominio sobre las cosas, nosotros pasamos a un plano superior al poner nuestra alegría y contento en nuestra relación con Dios.

Esta alegría no se apaga en el más allá, pues, si nuestra riqueza la ponemos en Dios, tenemos la certeza de que no la perderemos, nuestra esperanza queda avalada por la Palabra de Dios, la consecución de una posesión eterna de la felicidad será el coronamiento de nuestra capacidad de ser felices y alegres, que en esta vida no podemos plenamente satisfacer.

Ahora como anticipo de esa posesión eterna de Dios que será el máximo exponente de nuestra felicidad, se nos da una paz, alegría y felicidad al disfrutar del amor de Dios por la gracia.

Esperamos ser felices y alegres sin dejar de serlo ya ahora.