Alegría en la fidelidad con Dios

Autor: Padre Tomás Rodriguez

 

La fidelidad tiene tantos campos como dimensiones tiene la persona, es decir, individual, social y trascendente.

La fidelidad con Dios nos lleva a un comportamiento correcto con Él en el pensar y en el actuar.

1.     En nuestro pensar:

·   Aceptar a Dios como lo que es, Padre.

·   No rebelarse contra el querer o permisión de Dios.

·   Aceptar su voluntad como norma suprema para nuestro bien.

2.     En nuestro actuar:

·   Ser consecuentes con la idea que tengo de Dios Padre y por lo tanto de Alguien que me ama.

·   Esforzarse en cumplir todo lo que Dios nos ha mandado, pues, siempre lo hace para nuestro bien.

Si cuadramos nuestra idea de Dios con lo que Él ha dicho de Sí  mismo y nuestro comportamiento con su voluntad, entonces nosotros disfrutamos de esa alegría que nos proporciona  el saberse en posesión de lo que Dios quiere revelarnos, y en la seguridad de que nuestro comportamiento está equivocado.

Mis relaciones  con Dios tiene que estar en la misma línea que las suyas para conmigo. La fidelidad de Dios para conmigo le es tan importante, que es el significado de un mismo nombre, YAHVEH: Dios es fiel, cumple su palabra, no falla nunca en cumplir lo que ha dicho  o prometido.

El hombre es consciente de esta realidad, como lo reconoce en el Salmo 100,5: “El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades”.

No sólo nos causa alegría el conocer la fidelidad de Dios para con los hombres, sino también cuando nosotros somos fieles para con Él en el pensar y en el actuar.