Una gran alegría

Autor: Padre Tomás Rodriguez

 

Empieza por mirar tu interior a ver si te encuentras poseído por Dios y entonces comprenderás que el Espíritu de Dios, que es Amor, trae consigo unos regalos muy apetecidos, pero poco conseguidos, cuya exclusiva la tiene El: Amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, felicidad, dulzura, sencillez.

No andes buscando por fuera lo que sólo puedes cultivar en tu interior.

No quieras comparar, aunque sea a gran precio, lo que fácilmente tú solo puedes conseguir.

No mendigues por lugares apartados lo que tan cerca de ti puedes cultivar.

No pidas, aunque sea prestado, lo que nadie te puede proporcionar.

La falta de una visión crítica de la realidad nubla nuestra mente y como perros pordioseros andamos rebuscando a nuestro alrededor aquello que interiormente tenemos a nuestro alcance y que , debido tal vez a la falta de toma de conciencia de la realidad no sabemos descubrirlo.

Disfrutamos siempre de la auténtica realidad de la alegría, cuando somos concientes de nuestra vida de gracia, pues, al sabernos habitados por Dios, como muestra inefable de su amor, si queremos vivir esa alegre realidad no nos queda más remedio, como consecuencia lógica, que estar felices, contentos y alegres. Es tan íntima al mismo tiempo que profunda esta raíz de nuestra alegría que tenemos la seguridad de que nadie nos la puede quitar.

Todos buscamos para nosotros el bien y cuando sabemos que alguien nos ama, nos sentimos felices. Al vivir en gracia Dios toma posesión de nuestro ser, si somos conscientes de esta verdad, nos tiene que proporcionar una gran alegría.