La alegría Pascual

Autor: Padre Tomás Rodriguez

 

La Iglesia en su liturgia rebosa de alegría en tiempo de Pascua de Resurrección, y para muchos cristianos les pasa esto desapercibido, porque no han vivido con intensidad la preparación de esta gran fiesta en los 40 días de Cuaresma, por eso no le encuentran todo el sentido a la alegría  y al gozo de la Pascua.

Muchos cristianos son más sensibles a la alegría de la Navidad que a la de Pascua, estas dos fiestas están entre sí relacionadas, pero bajo la visión cristiana es más grande la fiesta de la Pascua que la de Navidad, en la liturgia así lo vemos.

El hecho de que Dios se haga niño y venga a salvarnos nos enternece y por eso nuestra alegría la queremos compartir con nuestros amigos y conocidos, manifestándoles nuestros deseos de bienestar con las “Felices Pascuas”. En las Navidades nos alegramos los cristianos, porque Dios viene a salvarnos, pero tendría mucho más sentido el que nos felicitásemos en Pascua, porque conmemoramos la Redención ya efectuada.

Cada tiempo litúrgico tiene su nota característica y la de Pascua es la alegría, de ahí que venga el dicho de estar “alegres como en Pascua”. No tiene cabida nunca la tristeza en el cristiano y sobre todo en tiempo de Pascua, la razón es muy sencilla: Cristo Resucitó. Este es el motivo que tenemos para estar siempre alegres los cristianos.

Cristo ordenó toda su vida en orden a su muerte y resurrección, y a la luz de este misterio pascual nosotros hemos de ordenar también nuestra existencia.

El mensaje de la alegría pascual lo tenemos en exclusiva sólo los cristianos, por eso repetimos tantas veces en este tiempo el “Aleluya”, porque es el grito de alabanza lanzado por los elegidos para celebrar la victoria final  de Dios y el establecimiento de su  reinado (Ap. 19, 1.3.4.6)

“Alegría y paz, hermanos, el Señor Resucitó”.