La alegria en la navidad

Autor: Padre Tomás Rodriguez

 

En esta época de las Navidades parece que una nota característica es la alegría. Siempre tenemos derecho a estar felices y contentos, pues, sabemos que la causa de esta alegría está en que Dios nos ama y que por eso ha venido a salvarnos, sin que fuese obstáculo su condición divina, “quien, existiendo en forma de Dios, no reputó codiciable tesoro mantenerse igual a Dios, antes se anonadó tomando la forma de siervo y haciéndose semejante a los hombres” (Fl. 2. 6-7)

Arropamos estos días navideños en signos externos de fraternidad, amistad, alegría... ¡qué pobre es la Navidad que todo lo cifra en el pequeño folklore familiar o social!.

 

Las fiestas que celebramos  tienen un motivo religioso y no podemos olvidarlo, ya que entonces  nos quedaríamos con la hojarasca y perderíamos de vista la razón de ser para nosotros, cristianos, la venida salvadora de Jesús.

Si contemplamos en la pantalla de T.V. un partido de fútbol si ver el balón, sólo a los jugadores moverse, correr y gritar a los espectadores... nos parecería algo ridículo o nos recordaría a unos dibujos animados. Algo parecido les debe parecer a los que no tienen nuestras creencias y ven que muchos cristianos cifran las fiestas de Navidad en juntarse para comer, beber, charlar, divertirse..., sin que en sus reuniones haya un recuerdo al acontecimiento que dio motivo para  que comenzase nuestra salvación.

 

En la primera Navidad se recibió en la tierra un mensaje de felicitación para todos los hombres: “Os anuncio una gran alegría que es para todo el pueblo: Os ha nacido hoy un Salvador, que es el Cristo Señor, en la cuidad de David” (Lc. 2, 10-11).

 

Las felicitaciones que nos cruzamos los hombre en estos días debe de ser un reflejo de la que nos llegó del cielo en la noche de Navidad.

 

¡Cómo se pueden reír de nosotros los que no tiene fe y ven que la publicidad y el comercio nos venden sus productos y somos víctimas de sus engaños en unos días a los que damos un barniz de religiosidad, pero que no penetramos en el gran acontecimiento que celebramos!