La alegría del encuentro

Autor: Padre Tomás Rodriguez

 

Algo esencial en nosotros para un desarrollo normal es la relación con otras personas, pues, el aislamiento es producto y síntoma del egoísmo, opuesto al amor.

Toda relación interpersonal es enriquecedora, por eso es muy positivo el estar charlando con otras personas  con una intención buena de apertura, sin que para ello sea necesario las críticas, las murmuraciones y todo aquello que no causa bien ni a los que hablan ni a aquel de quien se habla.

Los encuentros, las convivencias, son oportunidades que debemos aprovecharlas para conocer a otras personas, su manera de pensar, de actuar, etc..., pues, nadie nace sabiéndolo todo.

Si a nivel humano el encuentro personal es positivo ¡Cuánto más será el encuentro con Dios! Encuentro que supone y parota alegría como nos sucede en la oración: “Hablar a solas con quien sabemos  que nos ama”. Toda oración es enriquecedora por su condición de relación interpersonal, aparte de que es una gran oportunidad para tanquear nuestro depósito espiritual y llenarlo de fuerza suficiente contra la tentación.

Otro encuentro personal y enriquecedor es el de los Sacramentos, como podemos ver en el de la Eucaristía, que nos lleva a una unión tan íntima y profunda como no se da en otro tipo de relación interpersonal.

Todo encuentro con Dios, que es Amor, va en esa misma línea, aunque a veces recibe nombres distintos como perdón, misericordia, etc... así tenemos en la Penitencia o Sacramento de la Reconciliación, donde se muestra la grandeza del corazón de Dios, quien se rebaja a fijarse en nosotros y nos ama hasta el extremo de que en un momento podemos dejar anulada toda una vida de pecado y pasar a disfrutar de la misma vida de Dios.

Los encuentros  repetidos con Dios hemos de verlos desde la perspectiva de que es Él una persona, que no deja de ayudarnos continuamente, que respeta nuestra libertad hasta el punto de que, si abusamos de ella, nos podemos marchar de junto a Él, pero tenemos la certeza de que siempre que estemos dispuestos a regresar, Él nos estará esperando para abrazarnos.