La alegría de la juventud

Autor: Padre Tomás Rodriguez

 

Nos parece algo inseparable la alegría y la juventud, ésta es la época de la vida en que parece que todo concurre para que se sea feliz y alegre.

La vocación de todo joven es ser alegre, un joven se hace viejo, cuando renuncia a la alegría; esto lo vemos reflejado en el refrán que dice: “la alegría rejuvenece, la tristeza envejece”.

Todos podemos ser jóvenes, ya que no nos referimos a los años, sino a la actitud, el espíritu que anima nuestra vida, medido por la ilusión y entusiasmo que ponemos en nuestro quehacer ordinario, ordenado todo ellos en un ideal grande y noble, que nos sirve de punto cardinal para salir del laberinto en que nos encontramos.

Contra el pesimismo, cansancio, hastío..., que a veces se quiere apoderar de nosotros, no nos queda otro remedio que la alegría, no como evasión de los problemas que nos rodean, sino como medicina para no ser víctima de esos males y poder tener vitalidad suficiente para enfrentarnos con ellos.

El esfuerzo, que necesitamos en la lucha, lo podemos encontrar indudablemente en Cristo, pues, ya nos los decía San Agustín: “Jóvenes, buscad a Cristo para mantenernos siempre jóvenes”.

Este pensamiento de tener que ir a Dios para encontrar la eterna juventud, ya lo han tenido presente muchas personas, pues, el Salmo 43,4 dice: “Me acercaré al Altar de Dios, al Dios que alegra mi juventud”; y esto nos está escrito para una edad determinada, sino para todo el que quiera ir a beber la verdadera ciencia en la Palabra de Dios.

Es joven quien se acerca a Cristo, junto a Él  nos mantiene la gracia, su amor y amistad, como hemos oído decir: “La alegría la da la conciencia limpia”.

A todos nos gusta la juventud, la lozanía, la vitalidad con la alegría que leva inherente, con razón se dice que “la alegría es un tesoro que vale más que oro”, es fácil poseerla y disfrutarla, sólo se necesita acercarnos a quien nos la puede verdaderamente proporcionar con la garantía de que no se nos va a marchitar para muchos años que la disfrutamos.