¿Has pedido alegría a los Reyes?

Autor: Padre Tomás Rodriguez

 

Todos buscamos por todos los medios  nuestra felicidad y alegría. Cuando carecemos de algo acudimos a personas que nos lo pueden proporcionar.

Los niños a los Reyes Magos han pedido “cosas”, ellos pasan parte de sus días jugando, no se les puede exigir la madurez y reflexión de los mayores, no se dan cuenta de los problemas, dificultades y tensiones de los mayores.

Los mayores no piden “cosas” a los Reyes Magos, buscan ellos por su cuenta lo que les gustaría conseguir, pero sin pretenderlo también como los niños acuden a sus “Reyes Magos”, para que les hagan felices, buscan desmesuradamente el dinero, el bienestar, el confort, apurar el placer por mil medios distintos, creer que a cambio de dinero o de un momento de placer van a conseguir lo que tan ansiosamente anhelan y resulta que, si a los niños les dura unos días la ilusión de los juguetes, a los mayores son sólo  unos momentos con el gravamen del mal sabor que experimentan.

Los magos nos hacen trucos que nosotros no conocemos, pues, “nadie da lo que no tiene”. Nuestra gran equivocación es querer buscar la alegría y felicidad allí donde no existe. Aún tenemos reciente el gran anuncio del mensaje navideño “... os anuncio una gran alegría, que es para todo el pueblo: os ha nacido hoy el Salvador, que es Cristo Jesús” (Lc. 2,10)

No podemos  esperar de fórmulas mágicas la solución de nuestros problemas, dificultades, el que nos dará la solución es el que vino a salvarnos, a Él hemos de acudir, pues, es el que tiene medios para llenar nuestra capacidad de felicidad, y hacernos sinceramente  alegres. Cuando pedimos a los magos esperamos pasivamente a que nos den, cuando acudimos al Salvador colaboramos a conseguir esa felicidad que hemos pedido.

Al ser mayores  podemos aprender la lección de la experiencia de que las cosas no nos llenan plenamente, las personas un poco más, pero el que nos dará sinceramente la felicidad y alegría que buscamos, es el Salvador, Cristo.