El riesgo de la alegria

Autor: Padre Tomás Rodriguez

 

-         Si miramos a nuestro alrededor, estamos casi siempre muy propensos a tener un juicio pesimista del mundo en el que vivimos, nos fijamos más en las desgracias, calamidades, sufrimientos de las personas, que en lo bueno, bello y alegre.

-         Si leemos los periódicos o revistas, la mayoría de sus páginas las ocupan acontecimientos desagradables, luctuosos.

-         Si observamos una conversación entre personas que gastan el tiempo en hablar, vemos que un tema preferido que ceba la crítica, la murmuración y a veces se desliza en la calumnia, es algo negativo.

Visto este panorama nos podemos preguntar por qué nos fijamos en el aspecto casi siempre negativo de las personas. La respuesta puede ser muy distinta, pero si analizamos las contestaciones de todas ellas, hay un trasfondo de falta de espíritu de Evangelio (“Noticia Alegre”).

El Evangelio no nos invita a la tristeza, sino todo lo contrario, a la alegría.

La salvación que Jesús nos proporciona causa en nosotros la auténtica y verdadera alegría.

-         Ante la actitud de silencio de todo lo bueno, bello y positivo, que hay en el mundo, hemos de arriesgarnos a buscar, conquistar y disfrutar la alegría.

-         Ante la conducta de la mayoría, y esto no es norma de que escoger lo mejor, hemos de arriesgarnos y quedarnos solos en busca de la conquista de la alegría.

-         Ante el juicio valorativo de que lo importante es el tener, hemos de arriesgarnos por se aquello que debemos ser, que es lo que nos dará una auténtica paz y alegría.

Como el Reino  de los cielos es sólo para los arriesgados, de ahí que nosotros seamos uno de ellos para así poder disfrutar de esa alegría, propiedad exclusiva de los hijos de Dios.

Si nos arriesgamos a ser cristianos y no contentarnos sólo con el título, debemos de aceptarlo con todas sus consecuencias, y una de ellas es la alegría.