Alégrate inmensamente

Autor: Padre Tomás Rodriguez

 

 

¡Cuántas veces gastemos nuestro tiempo y energía en cosas de poca importancia! Todo tiene su valor, pero éste es algo relativo y cuando nosotros damos una importancia excesiva a algo, se produce en nosotros una vaciedad, porque “hemos gastado mucha pólvora” para poco.

¡Cuánto tiempo gastamos en cosas superfluas! ¡Cómo gastamos el tiempo en naderías!. Si nuestros esfuerzo lo encaminásemos a la conquista de nuestro interior, de nuestra voluntad, en el ejercicio de hacer aquello que debemos hacer, tendríamos una satisfacción como resultado, pues, nos veríamos realizados y maduros.

Nada es inútil de lo que tenemos. Con mis ojos puede descubrir las riquezas y maravillas de la creación. De mis labios se espera la palabra que proporciona aliento en momentos difíciles a personas que me rodean. Con mis pies puedo acercarme a socorrer al necesitado, bien sea de compañía, bien de una palabra alentadora.

Si busco en mi interior, descubriré la gran posibilidad que tengo de amor, encuentro en él una riqueza insondable, en él tiene  cabida en primer lugar Dios, después todas las personas.

El sentirse amado y el poder amar son dos aspectos de una misma realidad, la grandeza de mi corazón, y esto tiene que proporcionarme una inmensa alegría.

No hay que buscar en el exterior ni exigir a los demás lo que tenemos en nuestro interior: Una gran capacidad de estar alegres en la vida.

Estoy hecho para amar y por consiguiente para la alegría. El termómetro de mis obras no viene medido por la magnitud de lo que hago, sino por el amor que pongo al hacerlas, por eso me tiene que proporcionar una inmensa alegría el descubrir la gran belleza de lo que hago, aunque parezca poco y pequeño.

Todos podemos estar muy alegres, pues, tenemos una inmensa capacidad de amar.