"El Reino de Dios*

Autor: Thalia Ehrlich Garduño

 

 

   En el llamado de la conversión está sobreentendido como condición principal, el anuncio del Dios vivo.
El teocentrismo (ver a Dios como centro de todo) es fundamental en el mensaje que Cristo nos trajo y debe ser el centro de la nueva evangelización también.

La clave en el anuncio de Jesús es: el Reino de Dios.
El Reino de Dios no cuestión social o política, una cosa o una utopía (un ideal imposible; una fantasía, una ficción, algo que no se puede lograr).

El Reino de Dios es Dios mismo. Reino de Dios significa Dios existe, Dios está presente y actúa en el mundo y sobre todo en nuestra vida, en mi vida.
Dios no es alguien lejano, Dios no es el ‘gran arquitecto’ que creó al mundo y está fuera de él.
Al contrario, Él es una realidad que está presente en cada momento de la vida de cada persona y participa en cada momento de la historia. Él no es ajeno a nada de lo que pasa o nos pasa, está cerca de nosotros para acompañarnos en el camino.

Pero hay un problema en nuestro tiempo para muchas personas es: la “crisis de Dios”, la ausencia de Dios que está disfrazada de religiosidad vacía. Para algunos cristianos, viven a menudo como si Dios no existiera, viven con el eslogan: “Dios no existe y, si existe, no influye en mi vida.”
La Teología (conocimiento y conciencia de Dios) debe volver a ser realmente Teo-logía, es decir, hablar de Dios y con Dios.
Lo ‘único necesario’ para cada persona es Dios. 

Es por eso, que la evangelización debe hablar ante todo de Dios, anunciar al único Dios verdadero: el Creador, el Salvador, el Santificador.

Debemos tener presente que no se puede dar a conocer a Dios únicamente con palabras. No se conoce a una persona por referencias que nos dicen los demás. Nuestra relación con Dios tiene que ser estrecha y esa relación la obtenemos hablando con Él, orando y enseñando a los demás a orar.

La oración es Fe actuando y en la experiencia de la vida con Dios aparece la evidencia de la existencia de Él.
Hablar de Dios y hablar con Dios deben ir siempre juntos. El anuncio de Dios nos lleva a la comunión con Dios y con las demás personas, una comunión fraterna, fundada y vivificada por Cristo nuestro Señor.


*Parte de una conferencia sobre la evangelización del Cardenal Joseph Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI, 10 diciembre, 2000.