Paz y Esperanza para todos

Autor: Teresa Rosero

 

 

           Nuestro Santo Padre, Benedicto XVI, envía a toda la familia humana un mensaje de paz y esperanza para el año 2008 en su carta titulada: “Familia humana, comunidad de paz”.  En su mensaje enfoca la paz dentro del contexto de la familia como tal; y dentro de la familia como raza humana que vive dentro del planeta Tierra. 

            Al Santo Padre le preocupa mucho todo lo que está pasando  en nuestro mundo.  Nos dice que todos vivimos como una gran familia en la casa común que es la Tierra, en la cual todos recorreremos el mismo camino.  Él nos hace conciencia en su mensaje para que vivamos la vida con una actitud responsable. 

            A Benedicto XVI le preocupan mucho los problemas que enfrentamos el día de hoy.  En primer lugar está muy preocupado por las grandes divisiones y conflictos, como las guerras y el peligro de las armas nucleares que amenazan  nuestro bienestar; y  en segundo lugar, por la contaminación del medio ambiente, cuyas consecuencias las experimentarán especialmente las generaciones del futuro.  

            Él nos alienta a cultivar la paz y a mantener la esperanza  Su consejo es que si queremos paz mundial debemos empezar por sembrar paz en nuestros hogares ya que  “la familia es la primera e insustituible educadora de la paz”.  Es en ella donde se aprenden los elementos esenciales de la paz: la justicia y el amor.  Por tanto, continúa él, “quien obstaculiza la institución familiar, aunque sea inconscientemente hace que la paz de toda la comunidad, nacional e internacional, sea frágil, porque debilita lo que, de hecho, es la principal “agencia” de paz.” 

            Relacionando la familia con el medio ambiente, Benedicto XVI nos dice que la familia necesita una casa a su medida, y para la familia humana esta casa es la Tierra.  Nos recuerda que debemos cuidar el medio ambiente, el cual ha sido confiado al hombre por Dios para que lo cuide y lo cultive con responsabilidad. Esto debe ser hecho teniendo en cuenta el bien común, y no  buscando solamente el bienestar de unos pocos.  Para ello, debemos “sentir” la tierra como “nuestra casa común” y ponerla al servicio de todos. 

            Benedicto XVI termina su Carta diciéndonos: “Invito a todos los hombres y mujeres a que tomen una conciencia más clara sobre la común pertenencia a la única familia humana y a comprometerse para que la convivencia en la tierra refleje cada vez más esta convicción, de la cual depende la instauración de una paz verdadera y duradera.  Invito también a los creyentes a implorar a Dios sin cesar el gran don de la paz.  Los cristianos, confíen en la intercesión de la que, siendo la Madre del Hijo de Dios que se hizo carne para la salvación de toda la humanidad, es madre de todos.” 

            Siguiendo el consejo de nuestro Papa, confiemos, esperemos y actuemos.  Oremos juntos: ¡Gracias Señor por nuestra casa, la Tierra, ayúdanos a conservarla, cuidarla y preservarla! ¡Convierte nuestros corazones para nos inundemos de tu paz, y sembremos amor y justicia alrededor nuestro.”