Como Pedro

Autora: Susana Camps

 

Mi Señor, qué admirables son tus caminos! Cómo enseñas al que desea aprender de Ti, con cuánta delicadeza, con cuánta ternura...

“Si alguno te quita lo que es tuyo, no lo reclames”. Tantas veces habré oído esas palabras Tuyas sin entender! Pero Tus tiempos no son los nuestros, Padre, y bien lo ha dicho Tu Hijo Amado, Nuestro Señor.

Bien sabes que el hecho de que no cumplan conmigo en el trabajo como habían prometido me hizo pensar de manera meramente humana, como tantas veces en que me olvido que sola nada puedo, y que en Ti lo puedo todo.

Mirando por enésima vez la historia de Nuestro Amado en la película, tan gastada, a la que acudo cuando me encuentro en tribulación, me mostraste a través de esa Palabra Tuya lo que esperas de mí. La actitud del Cristiano. No reclamar. Aunque tengamos derecho! Y me has hecho comprender el alcance de esta orden, que debo aplicar no sólo en lo material, sino también en los afectos...en la autoridad...que debo ACEPTAR, aceptar, aceptar, tomándolo todo como venido de Ti para mí, porque Tú estás presente siempre y todo lo ves y todo lo abarcas, nada pasa bajo Tu mirada sin que lo notes, y si permites ciertas cosas que me molestan, es para mi santificación. Y yo debo ACEPTAR todo lo que me sobrevenga, porque Tú lo permites, y serás Tú el que me dé la fuerza para soportar. Tu Fuerza, Señor.

Y en estos días en que mi fuerza flaquea, te necesito. Mucho! En estos días no te siento como antes, pero sé que estás aquí a mi lado, incluso leyendo lo que te escribo en este mismo momento. Te necesito, Señor. Necesito tu Espíritu para que me guíe en el camino, que es duro, para enfrentar al enemigo que me acecha sin cesar, para olvidarme por completo de mí y confiar en todo en Ti, solo en Ti.

Sabes del dolor que tengo al ver a la creatura que me diste para compañera del camino enferma, también has escuchado mi ofrecimiento de ella a Ti, la puse en tus Santas Manos para que le des alivio, si es que el Padre así lo quiere, y si no, que sea Su Voluntad y no la mía. En ese caso, te pido Fuerza y todo tu Amor en esa hora, Señor, gran Consolador.

También me has mostrado en la película, en la parábola del buen samaritano, que debo ser samaritana de aquellos que están al borde de la muerte espiritual, no seguir de largo, curar sus heridas. De golpe, al ver esas imágenes, sentí que me decías “éso espero Yo de ti, no sólo que ayudes al hambriento o al enfermo con las cosas materiales que Te doy, sino al hambriento y enfermo del espíritu, a aquellos que se encuentran hoy maltrechos al borde del camino casi a punto de morir en el pecado de no querer Conocerme, por escuchar otras voces y no la Mía, por haberse desviado de la Verdad, por atacar a mi Bienamada Iglesia, por no amar a mi Papa, por hablar mal de Mi Madre, por creer en el maligno que desvirtúa Mi Verdadera Doctrina. Ahí Te quiero, curando primero sus heridas, hablándole de las maravillas que Yo he hecho en ti y en tu vida, dando a conocer sin temor las verdades de Mi Iglesia, hablando a favor de la unidad y no colaborando en la división o en la permanencia del error de esos hermanos extraviados...Sólo abre la boca, y Yo la llenaré de Mis Palabras, no temas por lo que vas a decir, porque el Espíritu Santo hablará en Mi Nombre y llegará a sus corazones. Aunque no veas resultados inmediatos, Yo ya habré dejado Mi semilla en su corazón. Debes hacerlo de manera suave, porque muchos están enojados, porque durante toda su vida Me han pedido mal y no han obtenido, porque no han podido ver que pedían cosas puramente materiales y no pidieron estar en Mi Reino, el maligno se ha encargado de cegarlos para que no pudieran comprender que el Camino es el anonadamiento, porque nada pueden hacer sin Mí. Con amor debes dejarme actuar a Mí, que todo Lo puedo, que todo Lo abarco, solamente escúchalos y ten la disposición para hablar y rebatir sin temor por lo que debieras responder, porque Mi Espíritu está pronto a responder. Has sentido lo que Pedro aquella noche, porque tu soberbia te había hecho suponer que nada me negarías y que hasta darías tu vida por mí. Pero, como a él, te He mostrado que sin Mí no puedes nada, que cuando realmente tienes que defenderme ante aquellos que tienen asidero firme, dudas, te avergüenzas. Te avergüenzas de Mí cuando piensas que no debes defender a Mi Verdadera Iglesia, cuando escuchas la voz del maligno que te dice : mejor calla, si hablas se rebelará y quizás hasta ya ni crea en lo poco que cree, por lo menos cree en Jesús. El diablo también cree en Mí! La diferencia es que él no Me ama, y busca destruir toda Mi obra. Las sectas evangélicas que han abolido Mi sacrificio en la Misa ya han obrado la iniquidad, en muchos lugares ya no se celebra Mi Misa, y cada vez más gente acude a esos lugares, y tú debes llevar luz a esas vidas, aunque no seas escuchada, defiende Mi Misa, defiende Mi Cuerpo y Mi Sangre consagrados! Aunque temas el rugir del león, no calles. No escuches aquella voz. No lo dejes partir sin llevarle luz a su corazón. Yo te pediré cuenta de ello. Quiero una sola Iglesia, pero una Iglesia Santa y Apostólica que se rija por Mis Mandamientos, que son Eternos, una Iglesia que pondere el espíritu de sacrificio por amor a Mí, el valor de la Cruz, el despojarse de todo lo humano para convertirse en Espíritu Puro. Una Iglesia donde el Camino se forje según Mi Palabra, donde no se desvirtúen Mis enseñanzas, donde se acepte la Voluntad del Padre y donde todo sea puesto a Sus Pies.

Ahora que has comprobado que sin Mí de verdad nada puedes, Voy a trabajar contigo y en ti. No temas, contigo Estoy.”