Tenemos derechos... ¿Y deberes?

Autor: Rosa Martha Abascal de Arton

 

En este México “moderno”, es muy común oír decir que tenemos derechos… los derechos de las mujeres, de los niños, de los ciudadanos, de las personas de la tercera edad, de los indígenas… etc. Sin embargo, la palabra “deberes” se rehuye.

 

Es claro que la persona es un ser que necesita bienes y derechos materiales (comida, descanso…), inducidos por la inteligencia (uso del dinero, máquinas…), de consideración social (posición, triunfo, fama…), pero sobre todo bienes estéticos, intelectuales, morales y religiosos, para los cuales hay que educar y formar a la persona, pues son deseados solo en la medida en que se descubre su calidad.

 

La formación de la inteligencia debe incluir una jerarquía de estos bienes, para que la persona ordene su vida conforme a ellos, viviendo así con arte y en plenitud.

 

Es claro, que no hay manera de que una persona acceda a un bien espiritual si antes no tuvo por lo menos algunos bienes materiales para alimentarse y descansar, pero no es digno del ser humano, dedicar la vida entera a estos bienes tan básicos, porque es capaz de mucho mas.

 

Lo que debería también ser muy claro, es que todo ser humano tiene por esencia DEBERES. Cuando una persona se pone en la situación de otros seres, cae en la cuenta de que “otros” también tienen necesidades, que los bienes que a nosotros nos sirven también sirven a otros.

 

Un ser humano con sentimientos, con sensibilidad, al oír las voces de los que le rodean, se siente obligado por esas voces, es decir, si tu estás comiendo junto a una persona que tiene hambre y que no puede comer, por no tener dinero, te sentirás obligado a compartir con el, pues al descubrir su necesidad, tu obligación  humana será subsanar esa necesidad.

 

Conforma tu espíritu, tu alma, se educa, se amplía inmensamente el campo de los deberes, nos volvemos más sensibles para ver la necesidad de quien está a nuestro lado, captando lo que espera de nosotros, así no solamente ayudaremos al hambriento, sino al que necesita aliento, sonrisa, apoyo, compañía, cariño, o simplemente un abrazo.

 

Por desgracia, hoy priva una mentalidad en varios ámbitos sociales, que privilegian el individualismo, el egocentrismo, el subjetivismo…” yo estoy bien, y con eso basta” olvidándose de la obligación moral de ver que todo aquel que te rodea esté bien.

 

Esta actitud se refleja en todos los campos de la vida, comenzando por la familiar. “Yo soy feliz.. ¿tu? Ese es TU problema”, laboral “yo voy bien con mi chamba… ¿Tu? Esa es TU responsabilidad”, social “yo tengo un nivel bueno y estable… ¿tu? ¿A mi que me importa?”, ciudadano, “yo tengo derechos por ser ciudadano, yo puedo votar, criticar, manifestarme, hacerme escuchar… ¿tu? Ese es TU rollo”

 

La madurez de la persona, requiere y supone la capacidad de pensar en quien nos rodea, incluso antes que en uno mismo, vivir guiado por el deber, para pensar en los demás y ahogar el egoísmo, “la psicología humana es de tal forma, que vive absorbida por lo que considera en cada momento, no puede atender a muchas cosas a la vez. Si vive ocupada en las propias necesidades y gustos, no queda espacio para nada mas. De ese modo, no se puede oír realmente la voz de las cosas, no se perciben los deberes. Y no se crea la costumbre de pensar en los demás. No es que se decida no pensar, es que sencillamente no se piensa y se vive como si no existieran. Todas las energías vitales están dedicadas al YO”[1]

 

Ante un panorama nacional apremiante, en donde lo que urgen son acuerdos, se requiere una visión de la persona humana como fin de cualquier actividad económica, política o social, una visión que privilegie lo común a lo divergente, que busque acuerdos y deje de lado desacuerdos, es FUNDAMENTAL que TODOS y CADA UNO de los miembros de este México, asumamos nuestros derechos, pero sobre todo, nuestras OBLIGACIONES.

 

Hay que comenzar con uno mismo, con la relación personalísima de cada uno con su creador, y consigo mismo, con el derecho de buscar los bienes que necesita y con la obligación de cultivar su espíritu, su inteligencia, su voluntad, para ejercer en plenitud su libertad.

 

Hay que continuar con la familia, los amigos, la gente cercana, el ámbito laboral. En cada uno de estos ambientes tendremos derechos, pero sobre todo tendremos el deber de APOYAR, IMPULSA, AMAR, a quien nos rodea, creando así un ambiente propicio, solidario, que nos lleve a participar con un mismo fin.

 

Hay que seguir con la sociedad, con la patria, asumiendo nuestros derechos como ciudadanos, abrazando con entrega, con gusto nuestras obligaciones, y ejerciendo una actitud SOLIDARIA que impulse el respeto a la dignidad humana, a la justicia, al trabajo.

 

Es muy curioso, por no decir indignante, llegar a ciertos círculos sociales, comenzar a platicar de lo que está sucediendo en México y no oír más que quejas, críticas, improperios, calificativos, “chistes”, infamias, difamaciones y hasta calumnias.

 

La conclusión lógica es pensar, que quien habla, ha de trabajar mucho por México como para sentirse con derecho de hablar así. Pero al indagar un poco mas, uno se da cuenta de que aquel busca encontrar los resquicios de la ley que permitan “chamaquear” al gobierno, aquella es feliz en sus chisme – desayunos, sus gimnasios, spa´s, criadas a su servicio y desmarañadas diarias que la llevan a comenzar el día por allí de las 11 AM ; el de más allá contrata a los obreros de su fábrica por horas para no inscribirlos en el SS y pagar menos impuestos y prestaciones; y la otra criticona ha decidido que no vuelve a votar, porque Fox no hizo el milagro que esperaba con la varita mágica de la popularidad…

 

¿Trabajo social? ¿Asociación ciudadana? ¿Sociedad civil? Noooo, “ese no es mi carisma, que los políticos cambien a México, para eso están allí… ¿yo? Esa no es mi responsabilidad”.

 

Hasta que cada ciudadano, cada persona, entienda el rol insustituible y esencial de su participación en la política, hasta que entendamos que cada uno de nosotros es responsable del cambio, hasta que asumamos que nuestro derecho de ser ciudadanos con lleva la obligación de trabajar en el sentido mas amplio por nuestro México, hasta entonces, lograremos tener un México unido, fuerte, con la misma visión, y meta, un México SOLIDARIO que crezca por que todos y cada uno de sus integrantes crecen e impulsan ese crecimiento.

 

¿Y tu, eres de los que solo se quejan? ¿o eres de los que pone su granito de arena para construir este gran país que es México?  ¡INFLUYE SOLIDARIAMENTE YA!

 

 

[1]  Moral, el arte de vivir, p 46, 47


.