Liderazgo espiritual

Autor: Rosa Martha Abascal de Arton

 

Recordar es vivir... ¡y vaya que lo es! ¿Quién no ha vivido situaciones que le han marcado? Un jardín, un paseo, un fin de semana con alguien, un paisaje, una mirada, una situación, un juego, un accidente, una conversación... pero sobre todo, una persona que con su forma de ser ha transformado la vida misma.

Todo lo que hagamos o digamos, dejará huella en la vida de otros y de nosotros mismos. ¿Cómo queremos ser recordados? ¿Cuáles son las características que deseamos que otros valoren y aprecien de nosotros? ¿Qué queremos dejar como fruto en nuestro México, nuestra familia, nuestros amigos?

Las pocas personas que han dejado huella en mi vida, tienen varias características que los distinguen, marcando el sentido, el rumbo y el camino de la vida de quienes los rodean. Son líderes espirituales y emocionales, son ángeles que guían e iluminan, son estrellas que brillan e ilustran.

Ese don viene enmarcado por los siguientes elementos esenciales:
1. Valorar a la persona como un ser creado por Dios, con cuerpo y alma (inteligencia, voluntad y libertad) cuyo destino trasciende el tiempo y el espacio y se consuma en la eternidad por medio de el conocimiento de la verdad y la congruencia, en el ejercicio del bien. Cuando alguien conoce su origen asegura la paz personal y comunitaria. Cuando el líder ve en cada ser humano que le rodea esta esencia, entonces es capaz de amarlo.
2. Amor, el líder tiene la capacidad de descubrir en cada ser humano que le rodea a alguien especial, alguien digno de ser amado como familia, amigo, vecino, subordinado, y en cada uno irá cultivando una cuenta bancaria emocional, para poder fomentar una relación sólida y trascendente. “El amor es búsqueda de identificación del ser amado actual con el ser amado como existe en la mente de Dios: del ser amado perfecto “ (Ricardo Sada) “ Amar es querer a la otra persona tal como la ha pensado Dios” (Dostoievski). El amor así entendido se traduce en “sentir con” “estar con”, comprometerse, acompañar, comprender, compenetrarse con el ser que se ama. Esa actitud, ese sentimiento se aterriza demostrando y haciendo patente ese profundo e inmenso regalo de una manera muy clara y comprometida: sirviendo
3. Servicio: es la característica más apreciada en un líder, amigo o guía: vivir para servir, dar, entregar todo por el bien superior, por el bien e alguien, por el Bien Común o la realización de una causa noble, logrando así la felicidad de todos y cada una de las personas que le rodean. El líder, el guía ve en cada persona un fin en si misma, no un medio para utilidad o goce. Este servir puede implicar y exigir sacrificio, dolor, negación de uno mismo. Pero si se concibe al ser humano como un fin al cual se ama y por lo tanto se le sirve para hacerlo feliz, el sabor amargo del dolor, se tornará en dulce al constatar la grandeza de la misión y del significado de vivir para amar y amar para servir como único medio de alcanzar la felicidad trascendente y duradera.
4. Congruencia: la persona que conserva el hilo entre el pensar, decir, hacer, se vuelve un icono, un ejemplo, un maestro, el líder a seguir. Es muy fácil conocer la verdad, hablar la verdad, pero actuar el bien es el reto de la vida, hasta que acabe la vida. La meta de una persona que quiere ser congruente es tener la cabeza fría, el corazón de fuego y el brazo de hierro, para conocer la verdad, amar con pasión y actuar con heroísmo.

Quiero agradecer a esas personas que me han marcado en la vida, especialmente a quien ha logrado descubrirme y recordarme la trascendencia de la vida cotidiana, el valor del amor, del auténtico amor que es servicio, de la eternidad, del infinito, de la familia, de la amistad, de cada pequeño gran detalle, del testimonio, de la congruencia a costa de uno mismo. Gracias por descubrirme que el amor se muestra, forja y consolida en el dolor, en el servicio, en la entrega, en la congruencia...