El trabajo en el hogar ¿es valorado?

Autor: Rosa Martha Abascal de Arton

 

Platicando en una reunión, se comentaba cómo la sociedad discrimina el trabajo en el hogar, una decisión muy personal y valerosa de millones de mujeres. La conclusión fue, que esa actitud social no cambiará, hasta que las mujeres, dejemos de avergonzarnos de nuestras decisiones y valoremos la trascendencia de nuestro trabajo, sea el que sea.

¿Trabajas? Es una pregunta obligada hoy en día. Casi todas las mujeres que no lo hacen fuera de su casa responden avergonzadas un tímido "no, ahorita no trabajo". ¿Qué es entonces el dedicarse al hogar? ¿Es un juego? ¿Es una pérdida de tiempo?

El hogar es el ambiente en el que se desarrolla la vida familiar, tanto material como espiritual, por medio del amor y el servicio que une establemente a la familia.

El trabajo, es realizar una actividad que perfecciona a quien la realiza y a la vez tiene una trascendencia social. El trabajo en el hogar y en la empresa tienen una diferencia esencial: Su motivación es absolutamente diferente, en un caso es el dinero, la satisfacción y superación personal y en el otro, el amor.

El trabajo en el hogar no tiene horario, ni descripción de puesto, por lo que implica una gran variedad de conocimientos y habilidades y tiene un insustituible valor social porque proporciona bienestar, estabilidad y desarrollo físico y espiritual de cada miembro de la familia, siendo indispensable para el buen desarrollo humano.

El trabajo en el hogar, ayuda al perfeccionamiento personal de quien lo realiza por ejercitar las virtudes humanas, por su condición generosa y de servicio desinteresado, pues las satisfacciones son meramente interiores. Además comporta una actitud administrativa por la planeación, organización y acción de diversas situaciones y actividades. El punto esencial del trabajo en el hogar es la educación en amor, en valores y la consolidación de la personalidad de cada uno de los hijos.

Hay mujeres que por necesidad o por una decisión personal, han decidido trabajar fuera de su hogar, es perfectamente lícito y válido, porque además no son excluyentes ambos trabajos. Es preciso por lo tanto, que se den condiciones sociales y laborales para que la mujer que así lo desee, pueda dedicarse al 100% a su hogar o compaginarlo con un trabajo fuera de casa.

Más necesario es aún, que la mujer revalore su papel como eje de la familia, como trabajadora insustituible de su hogar, como madre, esposa, psicóloga, médico, enfermera, maestra, cocinera, pedagoga y miles de actividades más al servicio de quienes ama.

Cuando alguien te vuelva a preguntar ¿trabajas?, responde con legítimo orgullo: "sí, trabajo, soy el eje de mi familia", y si además realizas otras actividades o trabajos, no dejes de mencionarlos.

Mujer, revalórate, para que los demás te valoren. ¿Qué haría tu familia sin ti?