¿Educar los sentimientos?

Autor: Rosa Martha Abascal de Arton

 

“Ama y haz lo que quieras, si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si está dentro de ti la raíz del amor, ninguna otra cosa sino el bien podrá salir de tal raíz”. San Agustín

 

Cualquier persona humana, es un ser bio-psico-social, es decir, tiene cuerpo, espíritu y vive en sociedad. En el espíritu tiene tres potencias esenciales: inteligencia, voluntad y sentimientos.

 

A lo largo de la historia de la  humanidad, se le ha dado especial preponderancia, a la educación intelectual, los exámenes del IQ, muestran a papas especialmente “orgullosos” por los altos índices de sus pequeños genios y se ocupan de que esa inteligencia esté atiborrada de conocimientos

 

De la voluntad hay menos conciencia y ocupación, de hecho con el consumismo, individualismo, hedonismo y materialismo que vive el mundo actualmente, todo invita a una voluntad débil, manipulable, aunque hay quienes se esmeran en cultivarla.

 

¿Los sentimientos? Muchos le llaman sentimentalismo, otros los ignoran, otros los fomentan en demasía, hay quien no los respeta o los niega, los rechaza o los condena en grado estoico. De lo que no nos estamos dando cuenta, es que las telenovelas, los programas, el marketing de hoy en día, se dirige a manipular los sentimientos: sentir, tocar, placer, éxito, poder, sensualidad, emoción… ¿y quien se ha percatado de la urgencia de formar a la persona para que sea dueña de sus sentimientos?

 

Dice Edith Stein, que los movimientos del sentimiento son los resortes de la voluntad y que específicamente en el caso de la mujer, su fuerza está en un a vida adecuada y congruente de sus sentimientos: “por los sentimientos llega a conocerlo que es y como es, capta a través de ellos la relación de otro ser hacia el suyo y por lo tanto el significado del valor inherente y el valor de las cosas fuera de ella”.

 

Así de importantes son los sentimientos, sin embargo, para que haya un adecuado equilibrio de estos, se requiere la formación de la inteligencia y la voluntad.

 

La inteligencia es la luz que muestra donde está el bien y la bondad, la voluntad impulsa la búsqueda y realización de ese bien y esa bondad, pero el sentimiento AMA y SUBLIMA ese bien y esa bondad aún cuando no sea algo placentero o humanamente apetecible.

 

  1. Si no se educa y forma el “sentimiento, este puede caer en el sentimentalismo o incluso hundirse en la sensualidad.
  2. Si se forma adecuadamente el sentimiento, la clave será AMAR el bien, la verdad, la belleza y la unidad para actuar conforme a ellos, por esa razón es por la cual San Agustín dice AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS.

 

La educación es un proceso, una tarea por la cual la potencia se estructura y se lleva a la actualidad, se “configura” a la persona en conocimientos en fuerza de voluntad y en orientación de sus sentimientos para que de manera congruente y equilibrada conozca, piense, diga y viva el bien, sirviendo y amando y por consecuencia siendo feliz que es la meta de la vida de todo ser humano.

 

La formación del sentimiento debe llevarnos a sentir alegría por lo bello y bueno y disgusto por lo bajo y vulgar. “Esta guía del sentimiento hacia una determinada toma de posición es al mismo tiempo un medio de formar la habilidad para diferenciar” (Edith Stein). Y esto solo lo pueden hacer aquellos que han sido formados equilibradamente en sus sentimientos, o por supuesto la gracia divina que es AMOR y por lo tanto, la fuente y fin de todo Amor, el cual tiene el poder de transformar desde dentro cuando falla todo lo humano.

 

Quien verdaderamente AMA el arte, aceptará por ese amor el sacrificio que sea. Quien verdaderamente AMA la familia como institución natural y divina, sacrificará cualquier sentimiento o barrera con tal de que la familia crezca en todos los sentidos. Esto NO SIGNIFICA, que dejará de tener otros sentimientos, pero esos sentimientos, debe transformarlos y si no lo logra como último recurso sublimarlos, ofrecerlos en ofrenda a Aquel que es la fuente de todo Amor y que será quien le de valor corredentor a este ofrecimiento que causa un sufrimiento por un fin trascendente.

 

El hombre, por su manera de ser y relacionarse, se pregunta que, como, cuando, porque de cada uno de sus sentimientos y por ello, le es más sencillo poder orientarlos, transformarlos. Hay casos en que en lugar de esto prefieren reprimirlos o negarlos. Las consecuencias de ese mal manejo pueden ser una frustración que se tornará en amargura con el tiempo, o un “estallar” cuando haya una ocasión de desfogar aquello que se negó.

 

La mujer en cambio, es diferente, a la mujer le basta el amor, el sentir, sin necesidad de preguntar que, como, cuando, donde o porque. Esto entraña un peligro también importante, pues puede llegar a desdeñar la inteligencia con tal de seguir sintiendo, con tal de “amar”, lo cual la puede llevar a su autodestrucción.

 

La solución no es negar, reprimir, o llegar al estoicismo, como tampoco es dejarse llevar por el sentimiento que conduce al sentimentalismo. La solución es saber dominar, controlar, dirigir, encauzar para potencial izar el sentimiento

 

Ser  dueño de mis emociones es el único camino, ¿me entró la depresión? Pues voy a cantar, ¿me siento triste? Voy a alegrar a otro. ¿Me siento enfermo? Agradeceré la salud de otro tiempo, ¿siento miedo? Lo venceré con fortaleza, ¿me siento inferior? Lucharé por ser un ser humano digno, ¿me siento inseguro? Buscaré la seguridad en Dios, ¿me siento incompetente? Buscaré servir de mejor manera, ¿me siento insignificante? Buscaré ser quien debo ser. ¿Me siento poco amada? Buscaré amar sin condiciones, ¿me siento desesperanzada? Buscaré la esperanza en la luz del sol, las estrellas de la noche, la vida que ahora tengo… ¿y si me siento demasiado orgullosa de algo? Recordaré que polvo soy y en polvo me convertiré, ¿y si me siento muy grande por mis logros? Recordaré mi pequeñez de los fracasos, ¿y si me siento muy rico? Recordaré la pobreza de una boca hambrienta, ¿y si el poder me marea? Recordaré que todo poder viene de Dios y solo a el debe servirle, en definitiva SERE DUEÑA de mis emociones, esto, y solamente esto es EDUCAR LOS SENTIMIENTOS.

 

¿Y si no logro lo anterior? ¿Y si no dejo de sentir temor, desamor, frustración, miedo, desilusión, inseguridad?... puedes negarlo, puedes reprimirlo, puedes seguir luchando por encauzarlo… o puedes sublimarlo.

 

Cuando humanamente no encuentras la forma de “transformar” un sentimiento en algo más constructivo, más positivo, solo puedes hacer una cosa: sublimarlo, ofrecerlo a Aquel que es Amor y de quien todo Amor proviene y va. Ese ofrecimiento conlleva un dolor, un sufrimiento, que ofrecido tiene valor Corredentor. El, Tu Padre por excelencia, sabrá que hacer con ese sentimiento que con toda seguridad, será fuente de paz, alegría, vida y felicidad, pues al entregarlo, al sublimarlo, estarás siendo congruente con la trascendencia que buscas para tu vida… esto, también es educar los sentimientos para ser la persona que debes ser, que buscas ser, que Dios quiere que seas.

 

“Si no es PURO , no puede ser PROFUNDO el AMOR” ( Auguste Comte)