Educación emocional. ¿Es importante?

Autor: Rosa Martha Abascal de Arton

 

La inseguridad es la madre de todas las decisiones más absurdas, poco razonables y con menos sentido de la vida de quien las toma

Cuando una jóven se siente fea, insignificante, poco llamativa, sin valor, excluida social, familiar, escolar y laboralmente, cuando admira a cualquier otra amiga considerando a todas superiores a si misma, cuando se dedica a tratar de ganarse un lugar en la sociedad, entre las amistades, en la escuela, en el trabajo, por medio del servilismo, es porque su autoestima está por el suelo.

¿Qué sucede entonces? Que el primer jóven que la voltea a ver será aquel al que ella el haga caso, jamás escogerá a su pareja no se creará un modelo de pareja, pues sentirá que cualquiera es mejor que ella. Sucederá que su seguridad la tendrá en “tener a alguien que la quiera”, sea quien sea, se enamorará del amor, querrá sentirse enamorada para tener a alguien, con ello demostrará a su círculo social, familiar, escolar, que no está tan tirada a la calle, pues tiene quien la quiera.

El error más grande: decidir casarse en esa circunstancia, porque no estará decidiendo ni por amor, ni por un ajuste total en la jerarquía y los valores de la vida en conjunto con su novio, sino para:
1. Amarrar a alguien y no estar sola
2. Demostrar que vale al casarse
3. tener un lugar socialmente hablando “asegurado”

Y todo esto de forma subconsciente porque ella dirá “¡pero si estoy enamorada!”. Las consecuencias... infelicidad, desamor, hastío, desesperanza, desilusión, rutina... hasta infidelidad y divorcio.

Esta es solo una de las manifestaciones que la inseguridad de una persona puede provocar. Hoy en día por diversas circunstancias, los psicólogos y educadores se han dado a la tarea de darle “seguridad” a los niños por medio de cursos a padres, de “métodos de autovaloración” y terapias.

Sin embargo, desgraciadamente, por la superficialidad de algunas de esas terapias, a lo único a lo que conducen es a una “reafirmación” tal de la personalidad, que hacen que la persona presente los síntomas contrarios: una supervaloración de si mismos, el ego es enorme, son malagradecidas, egocéntricas, individualistas, no se comprometen a nada, no saben servir, son autoritarias, criticonas, inconformes, subjetivas, materialistas...

¿Dónde está entonces el secreto para que nosotros y los niños que están a nuestro cargo tengan el equilibrio perfecto entre la infravaloración y la supervaloración de uno mismo que nos puede llevar a cometer errores garrafales y definitivos en la vida?

Las personas centradas, seguras de si mismas, humanistas, con visión trascendente de su papel en la vida, tienen los siguientes conceptos muy claros y los aplican en su vida diaria:

1. Por el hecho de ser persona valgo, soy alguien único e irrepetible
2. Soy una criatura crecida, no el dueño del universo, ni siquiera de mi propia vida, pues es Dios quien me creó.
3. Tengo una misión que debo cumplir: vivir para amar a quien me rodea, amar para servir a cualquier persona, servir para ser y hacer felices a todas las personas que pueda.
4. El camino, la vocación específica que tome, debe ayudarme a:
a. Valorarme como persona
b. Cumplir la misión que Dios me encomendó en la vida
c. Amar hasta que el dolor sea felicidad y el servicio trascendencia.
5. Tengo cualidades que conservar y acrecentar, pero tengo defectos contra los cuales debo luchar, para lo cual necesito un plan de vida, propósitos concretos para ser cada día una mejor persona.
6. Tengo un fin en esta vida: la felicidad, y para quien cree en la vida futura, también tengo la posibilidad de alcanzar la felicidad eterna, por lo tanto, todo lo que soy y lo que hago, debe estar orientado a alcanzar esa felicidad a largo plazo, no un gozo temporal que pueda enturbiar mi fin trascendente.

Si cada uno de nosotros y cada uno de nuestros niños, comprendemos, asumimos y vivimos conforme a estos principios, podremos luchar con muy buenas armas para dejar de infra o super valorarnos, asumiremos quienes somos y podremos tomar decisiones razonadas, centradas que nos conduzcan al fin que queremos alcanzar.

El reto, ser y formar mejores personas, en concreto, ¿tu te infravaloras? ¿te supervaloras?, esa imagen que transmites será el parámetro que tus hijos asumirán. ¿Cómo quieres verlos en la vida? ¿Con que personalidad, con que actitud quieres que tomen decisiones? Es un reto enorme ser capaces de vernos y valorarnos a nosotros mismos por lo que somos, pero es el mejor negocio emocional, psicológico y espiritual que puedes hacer: educarte emocionalmente, para luchar por tu felicidad.


No me gusta mucho que entres en detalles, porque manifiestas una experiencia
personal, yo creo que no es adecuado, yo creo que debes ser mas breve en las
manifestaciones. 

Por otro lado, no creo que sea solo un tema de infravoaloración o
supravaloración de la persona, sino un tema de inmadurez, relacionado con la
formación de la inteligencia y la voluntad, esto es, la libertad y la
responsabilidad. Un ser humano que tiene claro su objetivo en la vida tendrá
claro hacia donde debe ir, a pesar de sus limitaciones, si es que las tiene,
y será capaz también de conocerse profundamente y objetivar quien es, cuales
son mis virtudes y mis defectos, o mis fortalezas y mis debilidades. Bien
pues es mediante este análisis que debe darse sobre todo en la infancia es
que un niño aprende a vivir libre. Citando a Covey está muy claro que la
meta es a reconocer la independencia y si recuerdas bien los hábitos que te
ayudan a entenderlo son:
1) Tener siempre un objetivo en mente, en este sentido procurar que sea un
objetivo trascendente, y es importante, PRIMORDIAL que cada acto de tu vida
tenga un objetivo. A los niños se les enseña a elegir con base en lo que
quieren lograr, ver la tele o comerse un dulce, ¿Cómo elige?, ¿Qué quiere?
2) Ser proativo. Hay niños que no se distinguen por su belleza pero si por
su alma y su alegría, si esta es bien enfocada siempre será tomado(a) en
cuenta, ya que el pensar en los demás antes que el le ayudarán a ser
respetado por lo que es. Es importante educar en ir más allá, en dar el
plus, un esfuerzo adicional
3) Hay que entender que va primero y que va después, y nuevamente si tienes
un objetivo en mente ya sabes que va primero, por otro lado es importante
educar a los niños a que aprendan que tienen que ir haciendo crecer su
circulo de influencia, que entiendan que es lo que no pueden hacer y que si
pueden hacer, ¿quieres aprender a andar en bici?, primero concéntrate en
saber pedalear, luego en mover volante, luego en moverte en un espacio
seguro, y luego podrás andar casi donde quieras (amplías tu circulo de
influencia con objetivos concretos y uno de mas largo plazo). Si al
principio estabas preocupado solo por andar donde quiera, te va a costar mas
trabajo

Yo creo que parte de la clave es que los Padres logremos dejar en nuestros
hijos el objetivo de largo alcance y de que logren ponerse objetivos y metas
de corto plazo que vayan logrando, pero sobre todo de que quede en ellos
bien grabado... SER SANTOS, si entienden este mensaje y se logra hacer que
corra entre las venas, lo demás... es lo de menos!, y es lo de menos porque
siempre estarán seguros de a donde quieren ir, y el camino que elijan, largo
o corto tendrá siempre un mismo fin. Esto dará plena seguridad, plena
autonomía, y plena libertad!