Amar, compromiso para la eternidad

Autor: Rosa Martha Abascal de Arton

 

Son las paradojas de la vida, muriendo se vive, sembrando se cosecha, sufriendo se es feliz, entregando se recibe.

Cuando decir te amo ya no es suficiente, cuando decir te extraño ya no expresa lo que se siente, cuando platicar con la luna, no transmite lo que quisiéramos, cuando una mirada no llena ya el alma, entonces, es cuando solo las obras, el compromiso, los sacrificios, la entrega, la congruencia, el dolor, el sembrar, el sudor, expresan los más profundos sentimientos que el ser humano es capaz de tener.

Una puesta de sol puede ser vista como el paisaje más hermoso del mundo o como un reflejo de lo que es la vida, la inmensidad del firmamento, la profundidad del mar, la asombrosa gama de tonos rojizos que recuerdan al amor son solo el espejo en el cual el ser humano puede verse. Porque cuando alguien ama, esa profundidad, inmensidad y asombro, se multiplican hacia el infinito.

Pero poco a poco, el sol se va metiendo, la luz se va acabando, se deja de percibir la profundidad y la inmensidad porque no hay luz para admirarlos, sin embargo, están allí, más presentes y actuales que nunca, es entonces cuando el ser humano puede reflexionar sobre la grandeza del amor, del compromiso, del infinito, de la eternidad, de la trascendencia, de la congruencia, del trabajo, del dolor, del deber, de los valores, de Dios, es cuando el pescador pesca, el sembrador siembra, el filósofo piensa, y el que ama reflexiona y afianza y consolida su amor

La noche no dura eternamente, hay siempre un momento en el que vuelve a salir el sol, en que la tierra comienza a iluminarse de nuevo, en el que el firmamento, las estrellas, la luna, el mar, los tonos rojizos, vuelven a llamar a vivir, a admirar ese paisaje maravilloso tan semejante a la puesta de sol

La diferencia sin embargo es grande, porque ya se tuvo el tiempo de valorar ese espectáculo, de dimensionar el profundo significado que tiene y entonces, el amanecer es aun más intenso, más poderoso, más entregado, más puro.

Todo lo que se sembró en la noche, todo lo que se trabajó, se sudó, se sufrió, se entregó y se sacrificó, cobra un sentido eterno, infinito, a la luz del amanecer

Son las paradojas de la vida, muriendo se vive, sembrando se cosecha, sufriendo se es feliz, entregando se recibe. Es como las espigas de trigo, las hermosas y muy erguidas son inútiles y estériles, porque no tienen fruto, pero aquellas que apuntan al piso, que se doblan ante el sol, que parece que se quiebran, son las que están cargadas de fruto, de grano, son las que a la hora de la cosecha, serón llevadas a la eternidad por haber cumplido su misión.

Es por eso que te invito a que ames, con la intensidad del sol, con la profundidad del mar, con el misterio de la luna. Ama con la fuerza del abrazo de un niño, con la esperanza de la sonrisa de un bebé, con la pureza de María, con la entrega de Jesús. Ama dispuesto a sufrir, a dar tu vida, ama para servir, para trascender, para ser mejor. Pero sobre todo ama, para que al que amas, sea lo que Dios espera que sea: un gran hijo de Dios, un extraordinario mexicano, un gran padre, esposo, amigo, miembro de la sociedad, trabajador, estudiante, en pocas palabras VIVE PARA AMAR Y AMA PARA SERVIR Y SERVIRAS PARA VIVIR CON AMOR, el resto de tu vida, porque solo el que ama de verdad, ama hasta el dolor y el sacrificio aún de su propia vida.

Ama a tu Dios, ama a tu México, ama a ti familia, ama a tus amigos, ámate a ti mismo y atrévete a demostrar ese amor y ese cariño influyendo para cambiar el rumbo de tu Patria, atrévete: INFLUYE YA.