¿ A dónde te diriges?

Autor: Rosa Martha Abascal de Arton

 

¿Te imaginas a un viajero que no sabe a donde se dirige? Llega a un aeropuerto, compra cualquier boleto, llega a cualquier país, sigue vagando, no sabe en donde hay hoteles, ni donde puede comer, tampoco cuales son las atracciones turísticas, ni cual es la moneda del país. Da palos de ciego, porque ni siquiera conoce el idioma... y sigue caminando ¿a dónde? El destino lo decidirá.

Te parecerá absurdo e irreal... ¡ pero a quien se le ocurre viajar así! Solo un demente o un desequilibrado haría semejante locura. Nadie con dos centímetros de frente viaja sin saber a donde, sin informarse sobre la ciudad y sin tomar providencias en cuanto al idioma.

Hay cosas más importantes en esta vida que un simple viaje, y desgraciadamente muchos de nosotros no sabemos a donde vamos.

¿Para que estamos en este mundo? ¿cuál es el fin de mi vida? ¿para que estudio? ¿para que trabajo? ¿para que me casé? ¿para que tengo hijos? ¿para que ejerzo mis derechos ciudadanos? ¿para que?

¡Pero si lo importante es vivir el dia a dia! Me han respondido algunos jóvenes, “mientras hoy salga bien ¿para que me preocupo de mañana?”

Esta respuesta está tan carente de sentido como la que daría una persona perdida en una ciudad que en lugar de preguntar como puede llegar a donde desea llegar, va preguntando como llega a la siguiente calle. Puede que de suerte y como el burro que tocó la flauta llegue a su destino final, pero el 99.99% de las veces no será así, y dando palos de ciego, acabará más perdido o incluso en algún barrio peligroso que hasta la vida le puede costar.

¿Quién soy? Soy una persona con inteligencia para conocer la verdad, voluntad para ejercer el bien y libertad para escoger entre dos bienes el mejor.

¿Para que vivo? ¿Cuál es mi fin en la vida? Ser feliz y hacer felices a quienes me rodean, alcanzando así la trascendencia, el dejar huella en este mundo para en el futuro ganar un lugar en la eternidad.

¿Cómo alcanzo ese fin?
1. Viviendo para amar la cruz de cada día, la verdad, el bien y a las personas que te rodean
2. Luchando todos los días ejercitando la voluntad para mejorar mis defectos y afianzar mis virtudes, siendo una mejor persona, pues quien no avanza en materia de superación personal, retrocede, pues el tiempo no regresará jamás, día que se fue, día en el que se ganó o perdió una oportunidad de ser mejor.
3. Cultivando la inteligencia, leyendo, estudiando, acercándose a la verdad que es la fuente del bien, para poder conocerla, amarla y dar la vida por ella.
4. Viviendo y transmitiendo alegría, a pesar del dolor, aun con sufrimiento, aún con el alma y el corazón sangrando, con desamor, con soledad, con frustración, con cansancio, pues la alegría es la fuente de la fortaleza propia y ajena y la mejor manera de hacer que la cruz de cada día, que de todas maneras hemos de vivir pese menos, ya se decía por allí que “un santo triste es un triste santo”

Cuando una persona se impone como meta llegar al Polo Norte, hará todo lo necesario: trabajar, ahorrar, comprar boleto, reservar hotel, comprar ropa adecuada... en fin

Si nosotros sabemos cual es nuestro fin trascendente y nuestro fin temporal, actuaremos en consecuencia, iremos poniéndonos metas alcanzables que nos vayan acercando al gran fin: la felicidad en este y el otro mundo.

Hace un tiempo, una persona muy querida me dio un consejo que me ha funcionado cuando lo sigo: “solo por hoy voy a mejorar mi carácter” “solo por hoy voy a llegar temprano al trabajo”... solo por hoy, pero si ese compromiso se hace diario, durante un mes, un año, pronto nos daremos cuenta que hemos adquirido un hábito bueno, una virtud, y ese solo por hoy cambiará de nombre, pero una vez más estará dirigido a la consecución de nuestra meta final.

¿Obstáculos? ¿quién no los tiene? ¿Pero quien dijo que un reto es sencillo? ¿Desde cuando un brillante se encuentra pulido, trabajado, limpio, sin esfuerzo en una mina? Para obtenerlo hay que buscarlo, encontrarlo, extraerlo, cortarlo, trabajarlo, hasta que tenga el tamaño, la limpieza, el corte que el joyero se impuso como meta.

Así es nuestra propia persona, con potencias por desarrollar, un brillante en bruto, que puede quedarse sucio, sin brillo, sin gran valor, o ser una de esas maravillas de Tiffany´s por la que se llegan a pagar millones de dólares.

Nuestro pago no será dinero, será el amor, la felicidad, la plenitud, la trascendencia en esta y en la otra vida, el haber vivido para amar, amar para servir y servir para ser y hacer felices a los demás. ¿Ejemplos? Hay muchos ¿realizables? Depende de que te venzas y te propongas a pesar de todo lograrlo, así como lo hizo la Madre Teresa de Calcuta, así como Karol Wojtyla (Juan Pablo II). Son un hombre y una mujer de su tiempo.

Ninguno de los dos tuvo una vida sencilla, más bien el dolor fue el sello y la característica común de estas grandes y maravillosas personas, que han dejado huella en quienes les han conocido y en quienes no tuvimos esa fortuna, pues han vivido imitando al maestro del amor, del servicio, de la humildad: a Cristo que dio la vida por todos y cada uno de nosotros.

¿Cuál es el fin de tu vida? ¿Cómo vas a alcanzarlo? Comienza ya, antes de que te encuentres perdido y no sepas como retomar camino.