Teatro Cristiano Contemporaneo

Autor: Roberth Phoenix 

 


Una opción para pescar almas con ingenio y dinamismo.


E
l reto está en manos del público que vea al teatro cristiano como una alternativa importante dentro de su entretenimiento y formación, y de una Iglesia que le acepte como una herramienta más para la evangelización y acercamiento a Dios.

            El arte se pude definir como el acto por el cual el hombre, valiéndose de la materia, de la imagen o del sonido, trata de expresar lo material o lo inmaterial. Las artes suelen dividirse en Arquitectura, Escultura, Pintura, Música, Danza, Literatura y Cinematografía. Sobra decir que existe una relación muy íntima entre todas ellas. El arte es una función esencial del hombre como lo prueba el hecho de haberse manifestado sin interrupción en todas las latitudes de la Tierra desde la época prehistórica.

            El arte va estrechamente ligado a la historia por ser la manifestación de las ideas y de los sentimientos de un pueblo en un momento determinado. No quiere esto decir que el artista se encuentre rígidamente sujeto a la enseñanza recibida de sus predecesores, el ambiente reinante durante su existencia o a la evolución técnica o estética que se produzca a su alrededor. Por muy poderosas que estas influencias sean, el artista es fundamentalmente un hombre, un individuo libre capaz de proyectar su personalidad en su obra.

            Dentro de la literatura, la evolución de los géneros literarios hace difícil cualquier clasificación. Sin embargo, partiendo de las definiciones que se dieron en el siglo XVII, época en la que el clasicismo pretendía distinguir y catalogar las diferentes formas de la expresión literaria, se puede hacer una distinción en las categorías fundamentales en las que se encasille una obra en verso o en prosa.

            El género dramático comprende todas aquellas obras literarias que tienen por finalidad la representación de una determinada acción en el marco de un escenario. El número de variaciones que tiene se encuentra condicionado por el tiempo y el espacio. Sirve de expresión a una visión particular de la vida, ya sea trágica (tragedia), religiosa (misterios o autos) o cómica (comedia, farsa, juguete cómico, entremés, paso, sainete, juegos de escarnio, la atelana latina, etc.), o ya sea con una forma más compleja (drama satírico griego, moralidades, tragicomedia, drama, melodrama).

            Dentro de éste género predomina el espectáculo (arte escénico) sobre la palabra y se recurre, a veces, a la música (ópera, ópera cómica, zarzuela, opereta), a la danza (voces y vivencias) o a ambas (teatro musical), así como al fingimiento de los movimientos humanos (títeres, teatro de sombras) y se puede incuso llegar a prescindir de la voz (pantomima, ballet).

            El género dramático nació de la evolución del ditirambo; es decir de la oda coral entonada en honor de Dionisios, por un coro que evolucionaba en torno al altar de éste dios, y contenía elementos épicos (argumento, forma dialogada) y líricos (expresión de afectos, subjetivismos). No obstante la comedia parece que existía anteriormente en Sicilia, cuyos habitantes estaban particularmente dotados para lo burlesco y para la improvisación paródica.

            Los orígenes del teatro medieval (misterios y moralidades) se hallan en las solemnidades litúrgicas de la Iglesia. No es sorprendente que el primer texto que ha llegado a nosotros del teatro castellano sea una obra de inspiración religiosa: el Auto de los Reyes Magos, compuesto hacia el año 1200 y del que solo quedan unos 147 versos.

            Pero si bien el teatro medieval era religioso, en el renacimiento el teatro clásico latino ejerció gran influencia (siglo XVI), mientras que en el neoclasicismo fueron muchos los escritores que quisieron imitar la tragedia clásica francesa (siglo XVIII) y en el siglo XIX el teatro olvidando las reglas aristotélicas se entregó a la ideología romántica. Las corrientes ideológicas de finales de siglo XiX impusieron nuevos modos de vida y de pensamiento y como siempre sucede la literatura fue a su vez afectada en todos los géneros incluido el teatro, creando así el teatro contemporáneo.

            Dentro de éste teatro contemporáneo aún perduran obras de corte religioso como las pastorelas, utilizadas originalmente durante la evangelización a los países latinos y que toman símbolos representativos, es decir, a los pastores como personajes centrales (la humanidad) que son avisados del nacimiento del niño Dios (salvación) y que deben vencer a las tentaciones puestas por los demonios (el mal) para llegar a Él.

            Por supuesto la Iglesia católica a través del Concilio Vaticano segundo, invita a los cristianos a ser participes de éste momento histórico en el arte teatral entendiendo su importancia y brindándole su apoyo plenamente. Destacando la importancia del fomento al teatro artístico y moral “Cuídese en fin, de que el noble y antiguo arte escénico, que hoy se propaga ampliamente a través de los medios de comunicación social, favorézcale sentido humano y la formación moral de los espectadores” (cfr. MCS 14), y la formación católica de todos los que se dedican a él “También los actores escénicos han de ser formados y ayudados para que convenientemente sirvan con su arte a la sociedad humana” (cfr. MCS 15).

            Así, en los últimos años nuevas creaciones dentro de éste género siempre inspiradas en Dios y que llevan un mensaje cristiano, pero situadas en un contexto contemporáneo, han surgido en América. Tal es el caso de los grupos Maranatha (Perú) y Kerigma  (Guatemala), que se dedican a la evangelización a través de la pastoral teatral. También el Centro de apoyo Pastoral en la diócesis de Cuatitlán (México) se ha encargado de publicar una serie de Pastorelas y dramas de navidad. Además de sitios en Internet especialmente enfocados en literatura y arte.

            En nuestra misma Arquidiocesis éste nuevo teatro cristiano contemporáneo, ha comenzado a surgir. Primero con pequeñas presentaciones como FIAT (La vida de Juan Pablo II), presentada por la pastoral universitaria, y como el tradicional Via Crusis, presentado año con año por el coro de la capilla del Cirineo.

            Posteriormente en una forma más concreta y con una propuesta más definida que comprende coordinación motriz, lenguaje corporal, estética, movimiento escénico, dicción,  fonética, proyección de la voz, análisis de texto, psicología de personajes, interpretación actoral, práctica escénica y puesta en escena, el grupo Palafoxianum correspondiente al seminario menor, dentro del Pontificio Seminario Palafoxiano Angelopolitano, empezó sus actividades en septiembre del año pasado.

            La idea es brindar a los jóvenes seminaristas todos los elementos anteriores junto con un desenvolvimiento ante el público y reforzar su seguridad personal, además de adquirir una valoración crítica del trabajo propio y de los demás así como conocer nuevas propuestas teatrales para la evangelización.

            Consecutivamente fue formado el grupo Beresit por iniciativa de los profesores del Seminario Menor e impartido por ellos mismos, con el fin de ofrecer estas mismas opciones a los jóvenes laicos interesados en el arte y la disciplina teatral de nuestra Arquidiócesis, con sesiones sabatinas por la tarde en la parroquia de la Medalla Milagrosa.

            De esta manera, la manifestación de las ideas y de los sentimientos de los cristianos del nuevo milenio se ven reflejadas en el género dramático. Hoy en día las expectativas están cifradas en las nuevas generaciones, en jóvenes actores que logren transmitir un mensaje de amor en el viciado mundo del arte escénico y en nuevos escritores que combinen el atractivo de los personajes con tramas destacadas por valores cristianos.

            Aún así, el verdadero reto está en manos del público que vea al teatro cristiano como una alternativa importante dentro de su entretenimiento y formación; del mismo modo, de una Iglesia (grupos, movimientos, comunidades, pastorales, etc.) que acepte al teatro cristiano como una herramienta más para la evangelización y acercamiento a Dios, y por último de todos los cristianos, ya que solo asistiendo a las presentaciones y exigiendo historias que lleven develados los valores cristianos consigo, es como el teatro cristiano contemporáneo trascenderá.

            Una historia más de nuestro Éxodo contemporáneo...