Show en la Villa de Guadalupe

Autor: Roberth Phoenix  


Dejemos de esperar el doce de diciembre por el espectáculo en la villa, y esperémoslo por celebrar a nuestra Santa Madre Morena

Como cada año, se acerca el doce de diciembre, una fiesta en donde los mexicanos orgullosamente celebramos a la virgen de Guadalupe, esa muestra de misericordia del mismo Jesús para con nosotros, donde es su madre, la siempre Santísima Virgen María, quien a través de su aparición enseña al pueblo mexicano y latinoamericano, que Dios está con nosotros, que su presencia es eterna, que la identificación plena de los latinos es para con Dios, y no solo traída por los europeos.

La aparición de María de Guadalupe, significa para nuestro pueblo, un regalo y una presencia de la fe, la esperanza y la caridad por el momento histórico social que vive nuestro pueblo en ese momento. Así durante generaciones el milagro regalado a México a través de San Juan Diego, ha sido transmitido para dar gloria a Dios. Pues bien, antes nos preocupábamos solo porque los sectarios no creían en la aparición de María de Guadalupe en el Tepeyac.

Después, si no mal recuerdo, fue aquel sacerdote del que no mencionaré nombre, para no juzgarlo, quien aseguro que la aparición de María de Guadalupe era un fraude. Incluso pidiendo que se detuviera la santificación de Juan Diego. Pero mientras María de Guadalupe seguía intercediendo por nosotros y por el mismo, no dijo nada. En fin.

Por último el actual enemigo de nuestra querida madre morenita, es aquel que entra todos los días a nuestras casas, aquel al que gustosos le abrimos la puerta y que incluso, solo cuando él esta presente nos reunimos en familia: el televisor. Así pues, éste invitado nos traerá el “show” que como cada año ha sido preparado para deleitar al público mexicano, para que vea a sus artistas favoritos con atuendos “muy mexicanos”, y con lágrimas de cocodrilo a los pies de la Virgen.

Desde hace ya varios años, se ha vuelto una tradición que gente que en su vida se para por la Villa para agradecer a María por su intercesión, se aparezcan el doce de diciembre para subir las ventas de sus discos o darse publicidad. Es una costumbre ver a Guadalupe Pineda despotricando contra todo el que puede en revistas y programas baratos de televisión durante el año, y arrodillándose el doce de Guadalupe. O ya saben, el típico llanto de Lucero, como si no fuera suficiente verla llorando en el Teletón año con año.

Pero lo peor del asunto no son éste grupo de faramallezcos “artistas”, sino los mexicanos católicos que estamos pegados al televisor, conmoviéndonos por “lo bonito que le cantan a la Virgen”. ¿Qué pasa con nosotros? El milagro de la aparición de María de Guadalupe, es un evento que ha cambiado no solo la historia de nuestro país sino la vida de sus habitantes. ¿Por qué en lugar de estar viendo la televisión, no acudimos la Iglesia para darle gracias a Dios por la aparición de María en nuestra tierra? ¿Por qué en lugar de estar viendo semejante espectáculo no asistimos nosotros a cantarle a nuestra madre? Sin importar si somos famosos o cantamos bonito, sin tener que lucirnos ante las cámaras o sin esperar que la gente diga “Mira, como quieren a la Virgen”.

Basta de eso. Celebremos a María de Guadalupe como lo que es, la reina de México. Reina de un país que quiere acogerla con los corazones abiertos así como ella lo ha hecho con nosotros. Dejemos de esperar el doce de diciembre por el espectáculo en la Villa, y esperémoslo por celebrar a nuestra Santa Madre Morena. Seamos guadalupanos en el verdadero sentido de la palabra y alegrémonos de serlo, pues ya lo dijo ella: “¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?”.

Una historia más de nuestro Éxodo contemporáneo...