Salvemos al comic mexicano

Autor: Roberth Phoenix 


Una cuestión de identidad y arte mexicanos y cristianos

Solo con el apoyo y la crítica constructiva, exigiendo historias que lleven develados los valores cristianos consigo, es como el consumo del comic mexicano se verá justificado en nuestra tierra y así trascenderá a un nuevo mercado y cultura internacionales.

            ¿Quién serías si no recordaras nada de tu pasado?...

            La historia de un país es lo que determina su identidad, valores y traza los parámetros de su futuro. En el comic no funciona distinto.

            Comprender al comic como un fenómeno social es el primer paso para salvar al comic mexicano; es decir, entender al comic mexicano como una industria cultural, sus relaciones y especificidades con otros medios de comunicación. Se trata de averiguar las diversas condiciones que han hecho posible la producción de historias con las mismas características gráficas y narrativas en diversos momentos de la historia mexicana desde sus primeros años hasta la nuestros días. Localizar de qué manera son distinguibles en los comics y en sus elementos estéticos, las marcas de eso que hemos llamado sus condiciones de producción.

            Esto implica aceptar que una estética determinada tiene una formación histórica, que comienza en un momento preciso y termina en otro, debido a diversas condiciones que van más allá de las capacidades creativas de un grupo de artistas. Es de esa manera que al examinar los comics de México, y al relacionarlos con las condiciones materiales que los hicieron posibles, es necesario hablar de una propia identidad y un muy necesario rescate del mismo.

            Desde sus inicios el comic mexicano ha estado lleno de títulos que hoy no solo son invaluables, sino un reflejo de la sociedad de esos días con necesidad de expresarse, de soñar y de transmitir los valores que hacen grande a la nación mexicana, como el valor de la familia, la inquebrantable fe en la Virgen de Guadalupe y el respeto por los símbolos patrios, al igual que lo hacemos los mexicanos del nuevo milenio. Basta recordar títulos como Kalimán, Memín Pinguin, Rarotonga, Chanoc, Lágrimas y risas, Capulina y La familia Burrón, entre otros. De igual manera nombres como Gabriel Vargas, Rius, Yolanda Vargas Dulché y otros tantos que son leyendas hoy día.

            Pero sin duda un verdadero parte aguas en la historia del comic mexicano, ha sido Karmatron y los transformables, quien para muchos significo una nueva manera de hacer comics en nuestro país y una nueva esperanza para todos aquellos que alguna vez anhelamos participar de este mundo maravilloso. Para muchos otros fue la oportunidad de mostrar nuestra identidad mexicana al mundo. Desde entonces el comic mexicano ha incursionado en una amplia gama de géneros con diferentes momentos de gloria.

            Recordemos que a mediados de los noventas, Ricardo Gómez Villanueva tuvo la intención de realizar The Comic Group, una editorial mexicana que abriera un mercado al comic nacional, mercado que jamás pudo ver consolidado. A pesar de ello, el esfuerzo de Gómez Villanueva dejó un legado que perdura hasta nuestros días en tierra azteca.

            Sin embargo, durante ésta década la crisis del comic originada por la ausencia de nuevos dibujantes y escritores, la ambición de los productores que olvidan el comic de calidad y la carencia de temas de inspiración, el público abandona los títulos mexicanos. A excepción de algunos supervivientes como Comics Mexicanos y Cygnus Comics. Originando que editoriales mexicanas como VID (antes Novaro) y Toukan fueran las que dominaran el mercado al traer y fusionar nuestra cultura de comic con títulos extranjeros y con valores ajenos a nuestra cultura. Algunos similares como Superman, X-Men o Buffy la cazavampiros, otros con valores orientales muy distintos a los cristianos como Sailor Moon, Dragon Ball o Ranma  ½., y por supuesto algunos con muchos antivalores como Spawn, The Darkness o The authority.

            Es entonces, que ante la falta de un verdadero mercado donde crear y desarrollar títulos más contemporáneos, la fuga de talentos se hizo inevitable. La cercanía geográfica con los Estados Unidos ha permitido que algunos mexicanos hagan carrera en el comic americano. Basta con mencionar nombres como J. Omar Ladrón, Juan Vlasco y por supuesto Oscar González Loyo, junto con otros tantos que ponen en alto el nombre de nuestra nación, tratando de salvar nuestra identidad como mexicanos en éste ámbito.

            Es solamente a través de festivales y convenciones de comics, originalmente norteamericanas y después saturadas desafortunadamente de mangas y pornografía japonesa, que el mercado de comics en México tuvo un nuevo realce. Con la aparición de éste nuevo mercado y con la esperanza de aniquilar esté tipo de basura visual, varios de nuestros artistas y escritores regresaron, y junto con algunos colegas residentes, iniciaron la aventura del nuevo comic mexicano.

            Es así, que hasta este año nuestro comic parecía tener una amnesia con terribles consecuencias en su identidad. No había en ningún lugar que reuniera la esencia de artistas que protagonizaran el desarrollo del comic mexicano. Desde el comic en blanco y negro hasta títulos que aún no se estrenan. Hoy esta oportunidad se presenta de nueva cuenta gracias a Ka-Boom! Estudio.

            Es este grupo de jóvenes artistas quienes bajo el mando de Oscar González Loyo han realizado un proyecto que ciertamente a sido un trabajo de mucho esfuerzo, donde éste equipo se ha dedicado a cubrir una gran laguna de nuestro comic que ha sido recuperada maravillosamente, integrando a nuevos artistas mexicanos de todo el país a la industria.

            Pero ha sido una tarea titánica, debido a que la mayoría de los artistas mexicanos del comic se encontraban “perdidos”. No era cuestión de navegar en la red o preguntar quiénes eran y dónde estaban. Por más de un año se realizaron entrevistas, cuestionarios, recopilaciones gráficas, e incluso convocatorias en la página de la editorial, que tiene como uno de sus objetivos el rescate de nuestro comic, nuestra identidad, nuestro propio arte, nuestros valores católicos, y nuestra propia cultura prehispánica para mostrar a México y al mundo que también nosotros podemos aportar grandes creaciones a la humanidad contemporánea.

            El amanecer de un nuevo milenio trae consigo temores y expectativas. En el caso del comic mexicano, los temores se expresan casi siempre en función al pasado: Un retorno a las políticas equivocadas, a las crisis económicas o a una nefasta combinación de factores que aniquile la debilitada estructura de la producción en México. Así, con la llegada del nuevo milenio, el comic independiente parece recobrar fuerzas y con ello se inicia el rescate de la identidad e industria mexicanas. A pocos años de iniciar este nuevo siglo, títulos de calidad como Ransom 4 (1996) y el aclamadísimo Karmatron y los transformables (1986-1991), nos han permitido vislumbrar los caminos por los que el comic mexicano puede transitar en su camino hacia la recuperación.

            Ahora las expectativas están cifradas en las nuevas generaciones. Jóvenes realizadores que logren competir con éxito en los agresivos mercados internacionales. Nuevos escritores que combinen el atractivo de los personajes con habilidades gráficas destacadas. El público, cada vez más exigente, que acepte al comic mexicano como una alternativa importante dentro de sus variadas opciones de consumo cultural.

            Pero el verdadero reto para salvar a nuestro comic de la época oscura que ha atravesado, está en manos de los mexicanos. Nosotros los mexicanos somos quienes tenemos en nuestro poder el futuro de la industria nacional, ya que solo con el apoyo y la crítica constructiva, exigiendo historias que lleven develados los valores cristianos consigo, es como el consumo del comic mexicano se verá justificado en nuestra tierra y así trascenderá a un nuevo mercado y cultura internacionales.

            Además recordemos que son principalmente nuestros jóvenes y adolescentes los consumidores de comics e historietas, no sólo en nuestro país sino en Latinoamérica y en Estados Unidos y es, por tanto, deber de todo cristiano exigir que estos medios de comunicación artística sean parte de su formación y no de su destrucción. Por ello, confiemos que con el inicio de ésta nueva etapa de comic en nuestro país los lazos de cooperación y amistad que unen a los pueblos de España, Estados Unidos, Japón, México y todo aquel país que realice comics, se fortalecerán aún más y ocuparemos un lugar importante en la cultura del comic mundial.

            Vuelvo a preguntar: ¿Quién serías si no recordaras nada de tu pasado?... La historia del comic mexicano es lo que determina su identidad, valores y traza los parámetros de su presente y de su futuro. Salvemos pues al comic mexicano, para que futuras generaciones disfruten de la misma manera que nosotros lo hemos hecho, con historias que los hagan soñar y anhelar ser parte de esta maravillosa cultura.

            Otra historia más de nuestro Éxodo contemporáneo..