La teología pintada de Miguel Ángel

Autor: Roberth Phoenix  



Tal pareciera que los católicos comprometidos sólo nos la pasamos metidos la Iglesia sin interesarnos por el arte, la cultura y la contemporaneidad


En días pasados tuve la oportunidad de conocer y tratar al Padre y Doctor Heinrich Pfeiffer, Catedrático de la Universidad Gregoriana en Italia, que estuvo en nuestra ciudad para impartir un pequeño seminario de Teología Pintada sobre la Capilla Sixtina, por invitación del Arquitecto Eduardo Merlo. Ocasión que por supuesto no desaproveche, pues raros son los momentos para conocer sobre este tipo de temas y de convivir con personalidades tan interesantes como éste Sacerdote Jesuita.


Pues bien, el seminario, impartido en diferentes conferencias, resulto ser de los más interesante y sorprendente, pues, para aquellos que siempre hemos admirado la obra de Miguel Ángel Bounatotti, fue un placer deleitar el oído con la explicación que se dio sobre su obra, y de igual manera la pupila con las imágenes de sus pinturas, que el Padre Pfeiffer tuvo a bien, en presentar a través de diapositivas.


Una de las cosas que más me llamó la atención fue el hecho de que Miguel Ángel era un experto no solo en la pintura y la escultura, sino todo un conocedor de la Biblia, y de la historia del Cristianismo. Demostrando sus bastos conocimientos en simbología y la interpretación de la palabra de Dios, a través de su obra, convirtiéndose de esa manera en un teólogo de la pintura.


La combinación que logra hacer entre los profetas, las síbilas, los ángeles que los acompañan, las posiciones de sus cuerpos, los utensilios que tienen, las miradas, las ropas que visten y los colores que los rodean, son en conjunto toda una ciencia, que los mismos teólogos de la actualidad tratan de interpretar, pues, cada color, forma y detalle en la obra de Miguel ángel tiene un significado teológico.


Mariano, por naturaleza, la obra del artista se centra en la figura femenina por excelencia, y es así, que la madre de Dios tanto en su inmaculada concepción, que tuvo que ser borrada, como en su asunción, es representada por el pintor, en su forma más humana y humilde, la del servicio. Reflejando de esta manera viva naturaleza de María de Nazaret.


Siendo un crítico de la vida, como lo soy, no pudo pasar por alto el hecho de que Miguel ángel fue un profeta de su tiempo que anunció la presencia de Dios, y denunció las injusticias, reflejando en su obra a sus contemporáneos, en las llamas del infierno, entre ellos, algunas figuras de peso en nuestra Iglesia. Creo que el señor tenía un excelente sentido del humor.


Lo único malo del evento fue el hecho de la promoción que si bien no fue la propicia, tuvo muy poca asistencia, en especial por parte de los sacerdotes, religiosas y laicos comprometidos de nuestra Arquidiócesis, que brillaron por su ausencia. La mayoría de invitados eran críticos, profesores o personas interesadas más en el arte que en la teología. Tal pareciera que los católicos comprometidos sólo nos la pasamos metidos la Iglesia sin interesarnos por el arte, la cultura y la contemporaneidad, que también nos conciernen, pues no dejamos dejar parte de la humanidad.


Aún así, el Padre Pfeiffer se comprometió a regresar el año próximo para compartirnos sobre otro maravilloso tema de teología. Ojalá que ésta vez, aprovechemos la oportunidad y nos acerquemos a esta parte maravillosa del conocimiento de Jesús como es el arte.


Una historia más de nuestro Éxodo contemporáneo...