El crimen del cine mexicano

Autor: Roberth Phoenix  


Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero daría la vida por defender tu derecho a decirlo

En días pasados se estreno en algunas salas de nuestro país una película que ha llamado la atención de los mexicanos, no por su calidad, su actuación, o por la producción de la misma. por el contrario, ha hecho voltear los ojos de México a ella, por el tema del que trata, me refiero por supuesto al filme satíricamente llamado “El crimen del Padre Amaro”.

Dicha película trata de las “faltas imperdonables” que comete un sacerdote, interpretado por Gael García, que se enamora de una mujer y al mismo tiempo no deja pasar las oportunidades de ir “escalando” en el “imperio eclesial, para obtener más y más poder y desgraciarle la vida a todos los que se le ponen enfrente. Siempre rodeado de una gama de personales que van desde homosexuales hasta narcotraficantes, pasando por brujas, prostitutas  y delincuentes de toda calaña.

Además de toda la porquería, que pueda verse en la película, lo cierto es que nadie, y digo absolutamente nadie se ha detenido a hacer una crítica realmente constructiva sobre esta. Me refiero a que las revistas “especializadas” en cine y los programas de periodismo “serio y de fondo” solo se han centrado en la polémica que ha desatado. Pero nadie habla de que el cine es una expresión artística, y que esta película no se acerca en lo más mínimo a la definición de arte.

De la misma manera nadie habla de que el guión es horrendo, sin un peso suficiente para narrar una historia creíble, ni que la fotografía es espantosa. O que los actores están verdaderamente sobre-actuados y que la dirección deja mucho que desear. Lo cierto es que es una lástima que se gasten fondos en una mala producción como esta, y que si tiene éxito, no es por su calidad cinematográfica, sino por la polémica que ha desatado.

Y para ser honestos, yo diría que mucha de esta polémica se debe a las opiniones nada acertadas del líder general del “Comité Nacional Próvida”, que ha sido el primero en despertar el morbo y la curiosidad por ver dicho filme, al igual que la serpiente lo hiciera con Eva, en el relato del Génesis. Ya que sus ataques constantes en contra de dicho filme, solo han logrado que tome una fuerza inesperada.

Lo grave del asunto no es la opinión, por estúpida que sea, que este sujeto tiene sobre el criterio de los mexicanos o de la misma Iglesia Católica, que a través de un comunicado emitido por el Episcopado Mexicano, ha dado su punto de vista. Lo verdaderamente grave es cuando por sujetos como este los mexicanos nos vemos influenciados, acudimos a enajenarnos la mente y después digerimos como si nada toda la basura visual que acabamos de presenciar.

Por su parte el productor y el director alegan que están en todo su derecho de expresar “libremente” su punto de vista sobre las cosas que pasan en la vida. Sin embargo, yo creo firmemente que nuestra libertad de expresión nos permite tener una opinión muy personal sobre cualquier tema, por fuerte que sea, y también que tenemos todo el derecho a expresarla, siempre y cuando demos la cara para respaldar nuestra opinión y no escondernos tras un pretexto estúpido.

Platicando con un amigo sacerdote, le decía: “Ustedes, al estar envueltos en la vida consagrada y en la guía espiritual del pueblo, se convierten en figuras públicas y cualquiera tiene libertad de tener una opinión de ti, o cualquiera de los sacerdotes, religiosas o religiosos consagrados al servicio del Señor, pero si los que realizan esa película o cualquier otra, se dejan llevar por su ignorancia ¿Qué validez puede tener? Además a los que no han tratado personalmente a un Sacerdote o a cualquier servidor de Dios no les importa, y los que hemos tenido la bendición de convivir con ustedes sabemos la clase de personas que son. Así que lo único que podemos hacer es poner oídos de carnicero a chillidos de cerdos.”

Es en momentos como este cuando demostramos que clase de católicos somos. Si somos de aquellos que hasta lloramos cuando viene el Papa, pero que juzgamos a nuestra Iglesia y le damos la espalda cuando la atacan. O somos verdaderos católicos, portavoces de la verdad y fieles a nuestra Santa Madre Iglesia Católica, sin importar cuantos ataques reciba.

Por mi parte, creo que los mexicanos y en especial los católicos debemos tener un sentido realmente crítico para reconocer cuando la mentira y la porquería se presenten a la puerta disfrazadas de libertad de expresión. Ya que con el bautismo hemos recibido la condición de profetas para anunciar la presencia de Dios y denunciar donde no esta., donde hay injusticias, donde hay mentiras, donde existe el mal y hacer algo al respecto. Espero que la próxima vez que alguien tenga algo que expresar tenga la ética y el valor moral y civil para hacerlo por los medios correctos.

“Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero daría la vida por defender tu derecho a decirlo”. Voltaire.

Una historia más de nuestro Éxodo contemporáneo...