Licores divinos

Autor: Ricardo Serna G.

 

           

(1) 

Poción sencilla de tomar:

una cucharadita cada minuto de la vida:

preparada con un traguito de voluntad,

unas gotitas de satisfacción,

unas ramitas de bondad hervidas

en agua limpia en fe y esperanza,

complementada con un ramaje

de amor en flor. 

Elixir divino, caricia y sensación espiritual:

un golpecito en la cabeza despertando

del letargo o descansando de la vigilia,

un empujoncito hacia la vida y la razón

o un freno al descuido, al temor,

al rencor y al odio;

una cachetadita maravillosa

de borrachera espiritual,

manjar, alimento de gracia gloriosa

de paz y amor.

 

(II)

Licor eterno, emanado del cielo,

palabra fuente de las verdades

que como brazos de apoyo

reconfortan el cuerpo y alma

alivian las tribulaciones,

lanzan los traviesos pensamientos

al vacío de tempestades.

 

Agua santa tranquilizadora

embriagadora de fibras espirituales,

convertidor de los pecados

en aves trasparentes de absoluciones.

 

Aguacero refrescante, albo mimo en cascada,

limpiadora de encrucijadas,

cautivadora con sus delicias sobrehumanas.

 

Licor eterno, emanado del cielo……

 

 

(III)

 

Lo miro todos los días,

lo tomo de mil maneras,

combino sus sabores y colores

aminorando mis dolores;

lo disfruto a mi manera,

en la soledad y en la tristeza,

a veces, estoy contento,

es una forma de olvidar

mis temores;

cuando me invita,

coloco mi cumplimiento

por encima

de mi tiempo,

trasportándome a menudo

fuera de este mundo,

en medio de mis depresiones,

vuelo en firme entrega;

tranquiliza mis inquietudes

y desesperanzas,

embriagándome de amor

mi alma por entero.

 

Lo tomo todos los días

de mil maneras.