Meditación ante el lago

Autor: Padre Pedro Miguel Lamet, S.J

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Serena y limpia el agua de la tarde

copiaba azul los surcos de mi alma

y el lago reflejaba el sol en calma

al dar su gota última de sangre.

 

Y al abrirse a la noche que se transe

de una brisa tan pura, me reclama

morirme yo contigo en esa llama

que es el amor que vive y se reparte

 

en cada brizna del aire adormecido,

en cada beso, en cada pensamiento

con que te mueres y retornas  vivo

 

en limpio amanecer. Dame el sosiego

de estar en paz en medio de los vientos,

oh Dios, al dar  mi último suspiro.