Amistad de calidad

Saludar, Visitar, Comer (6)

Puntos de reflexión sobre las relaciones interpersonales a la luz del Evangelio.

 

 

DONDE ENTRÉIS DECID PRIMERO: ¡PAZ A ESTA CASA! (Lc 10, 5). ---Tú, que eres apóstol de Jesucristo, desea la paz de modo que la encarnes: da lo que dices, vive lo que anuncias.

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ENTRAD, PERMANECED, COMED... (cfr Mt 10, 7-12 y Lc 10, 7-9).--- Sólo llegas realmente cuando llegas a un corazón, o sea a la intimidad de alguien. El mandato misionero de Cristo sólo se cumple ahí. Lo demás (obras, actividades, campañas, instituciones) son medio, no fin.

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NO VAYÁIS DE CASA EN CASA.--- Visitar conlleva cierta intención de permanecer, por más que luego no sea posible (y entonces viene la excusa: «lo siento, me quedaría pero me tengo que ir, prometo volver»). Pues tratar a una persona como tal implica reconocerla inagotable, insondable, inmensa; jamás puedes darla por conocida. En un corazón sólo entra quien se queda.

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COMED LO QUE OS PONGAN (Lc 10, 8). Acomodaos al menú de la casa sin melindres ni caprichos. No desdeñes la despensa de tu amigo, por pobre y desabastecida que esté. Si faltan en ella manjares de virtudes, sustancia de formación, aderezo de cultura, e incluso la sal del buen humor, por lo menos comparte con él su hambre de todo eso. Hasta el hambre alimenta si se comparte.

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COMED LO QUE OS PONGAN (Lc 10, 8). La boca que tiene que anunciar lo divino primero debe degustar lo humano.

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Pide a Dios paladar para saborear todo lo humano: lo valioso, lo auténtico, lo hermoso, lo excelente: todo cuanto se guisa en la gran cocina del mundo. La fe abre el apetito de cultura.

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La amistad es una recíproca y continuada visita. Los amigos se son morada el uno para el otro.

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ME HA LLEGADO DE VIAJE... (Lc 11, 6).--- ¿Y dónde iba a llegar si no? El hombre está hecho para amar. Sólo una persona es lugar apropiado para que llegue otra. Si no llegas a alguien, en realidad no llegas a ningún sitio.

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ME HA LLEGADO DE VIAJE... (Lc 11, 6).--- En el viaje de la vida este amigo hace escala en mi casa. Me dice: «me quedo pero no para siempre; me detengo aquí, pero es para llegar allí; si me quedo es porque me voy».

El amigo me recuerda tanto la eternidad del fin como lo transitorio del camino. Yo lo acojo en mi casa y él me incorpora a su viaje.

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ME HA LLEGADO DE VIAJE Y NO TENGO QUÉ OFRECERLE (Lc 11, 6).--- ¡Ay, mi despensa está vacía! Este amigo, Señor, tan resuelto en su camino, pone en evidencia mi pobreza; su perseverancia revela mi indigencia; y su ejemplo me impulsa ante ti, suplicante.

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AMIGO, PRÉSTAME TRES PANES, PORQUE UN AMIGO MÍO ME HA LLEGADO DE VIAJE Y NO TENGO QUÉ OFRECERLE (Lc 11, 5-6).--- Son tres los amigos de la parábola: uno viajero, otro anfitrión y otro vecino.

Forman el triángulo perenne de toda amistad: alguien te visita cuando no lo esperas, y tienes que recurrir al Otro, pidiendo lo que no tienes.

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¡AMIGO, SUBE MÁS ARRIBA! (Lc 14, 10).--- El invitado de la parábola se había sentado humildemente en el último puesto y ahora alguien, no importa quién, le anima a acercarse al Anfitrión. Así es la fiesta de Cristo, o sea la Iglesia: acercarse es subir, unirse es ascender; aproximarme al que tengo al lado es elevarme al que me invita arriba.

¡AMIGO, SUBE!.--- Llamar a alguien amigo es auparlo a Dios.

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Cuando alguien nos visita, más allá de lo que viene a decirnos o traernos, ante todo se dice y regala él. Así Jesús en la mañana de la Resurrección. Poniéndose EN MEDIO, Él, la Palabra de Dios, se declara fundamento y garantía de toda palabra humana. En la conversación verdadera se insinúa Cristo, trayéndonos su paz.

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En tu pandilla, en tu clase, en tu casa, fomenta esa atmósfera donde las palabras, de puro auténticas, median; crea ese espacio en medio del cual Cristo dice: PAX VOBIS!, ¡LA PAZ SEA CON VOSOTROS! (Lc 24, 36).

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EN CADA CASA DONDE ENTRÉIS DECID PRIMERO: PAZ A ESTA CASA (Lc 10, 5). Este consejo encierra la esencia de todo saludo. ¿Pues qué es saludar sino barruntar la intimidad del prójimo como detrás de una puerta? Ante la puerta hay tres actos que anticipan el encuentro con el inquilino: presentirlo, llamarlo, esperarlo. Las tres cosas laten en todo saludo, por rutinario que sea. Basta un solo toque para que dos personas se congreguen en el mismo portal.

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Sólo la paz llama al corazón desde fuera y lo abre desde dentro. Por eso la paz es la sustancia de todo saludo.

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Cada persona es al mismo tiempo peregrino y anfitrión para con sus semejantes. La paz es esencialmente una relación de hospitalidad.

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El saludo crea un espacio común donde nos sentimos vecinos. Nuestras puertas se abren a un mismo rellano. Frases cotidianas como «hola», «¿qué tal?», «buenas tardes» son el umbral donde una persona sale a recibir a otra. Todos los que habitualmente nos saludamos formamos un vecindario espiritual, donde flota la inminencia de innumerables visitas.

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La puerta es a la casa lo que el pudor a la intimidad. Conquisto mi intimidad cuando la abro; ahora bien, no a cualquiera ni de cualquier modo. Franqueo mi interior sólo a quien «llama» en la forma debida, y si lo introduzco en mi morada es progresivamente, según el orden que marca el pudor: primero el zaguán, después el salón, luego acaso la cocina...

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La puerta «enmarca» al visitante que llega; su forma y dimensiones evocan la figura humana que debe atravesarla. Por eso entrar por ella es en cierto modo acreditarme como hombre; y otro tanto sucede a mi anfitrión, cuando acude a mi llamada, me abre, me acoge. Entrar en casa de mi amigo implica por tanto pasar por la puerta de nuestra humanidad común.

¿Y cuál es esta puerta que nos convoca a todos?; ¿cuál es el lugar por donde ingresamos los unos en los otros?; cuál el acceso para tanto corazón hermético? ¿No es acaso Aquel que dice EGO SUM OSTIUM: YO SOY LA PUERTA (Jn 10, 7)? Nuestra Pascua (en hebreo ‘el Paso'), tiene un nombre y un rostro...

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En todo saludo late una dosis, aunque sea mínima, de sorpresa. Lo que nos admira del prójimo es la novedad en la identidad: incesante como una cascada, nuestro amigo permanece el mismo: ¡eso celebramos al saludarlo!


Autor: Padre Pablo Prieto Rodríguez correo/email