La corrupción y su antítesis

Autor: Lic. Norma Mendoza Alexandry de Fuentes

 

El martes 1º de Junio se anunció en un periódico local, la visita a nuestro país del Sr. Daniel Goleman. No sabemos mucho acerca de él, solamente que ha escrito algunos libros muy vendidos tanto en E.U. como en México, por ejemplo “ La Inteligencia Emocional ”. En la entrevista que concedió previa a su visita, declara que: “México requiere de líderes, políticos y hombres de negocios con determinación, coraje y credibilidad para entender y atacar el problema de la corrupción en todos los ámbitos”, sin embargo, en el índice temático de su famoso libro “ La Inteligencia Emocional en la Empresa ”, no aparece la palabra “corrupción”, entonces ¿qué lo hace un experto en este tema?

La verdad es que ante el asunto de la ‘corrupción’, él propone algunas antítesis que pueden evitarla, tales como la honestidad e integridad y algo más que el llama “coraje”. Haciendo una reflexión acerca de sus palabras, lo que él propone en realidad no es un cambio de empresas o de empresarios, no un cambio de políticos ni de políticas, no un cambio de sistemas ni de visión, sino algo más difícil: un cambio en la interioridad de cada persona, pues, al regirse ésta por valores y no por prácticas ilícitas corruptas, cambiará todo el sistema empresarial, político, etc.

Para que la persona aplique los valores, primero deberá haberlos conocido y todos sabemos que la principal fuente de conocimientos es la familia, ya que allí es en donde se aprenden los valores, como por ejemplo los valores del ser: la honestidad, el “coraje” o valentía (que propone Goleman), la serenidad, la confianza, la moderación y la autodisciplina, la fidelidad, la castidad y otros valores del servicio como la lealtad, el respeto, el amor, la generosidad, la amabilidad y amistad, la justicia y así podríamos continuar mencionando muchos más. Estos valores son recomendados para adquirir características de liderazgo, como por ejemplo Stephen Covey en su libro “Los Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva”, quien afirma que “la sabiduría de los valores es lo que hoy se necesita”.

Es México uno de los países líderes en materia de corrupción, quizá sea porque quienes la practican nunca conocieron los valores y además perdieron el deseo de vivir bien, de renovarse, de progreso, de la honorabilidad, de la vergüenza y hacen cotidianamente acciones tales como:  evadir el pago de una infracción a cambio de una “mordida”; burlar a la compañía de seguros para no pagar el deducible; tomar “prestado” algo sin el consentimiento del dueño; mentir al profesor para justificar que no se llevó la tarea; elegir como funcionario a alguien con pocos estudios, deseos de ser figura pública y escasos deseos  de servir, etc. Para el señor Luis De la Barreda , Presidente del Instituto Ciudadano de Estudios sobre Inseguridad “desarrollar una cultura de la legalidad es una tarea que debe iniciar con los niños en la escuela, impartiendo clases de civismo y ética, pero en la familia hay que fomentar los valores”, es precisamente esta “cultura de la legalidad” otra antítesis a la corrupción (1).

Volviendo a Goleman, éste toma ejemplo de un personaje: R. Abdoo quien es director ejecutivo de “Wisconsin Energy”, empresa norteamericana de servicios con utilidades de 2000 millones de dólares al año. Este empresario quien es católico devoto, reserva cuando menos ocho horas a la semana para lo que él llama “reflexión solitaria”, o dicho de otra manera: vivir guiado por el timón interior. “El conocimiento de uno mismo sirve como barómetro interior, que evalúa si lo que estamos haciendo (o por hacer) vale realmente la pena. Los sentimientos nos brindan el dato esencial: si hay discrepancia entre la acción y el valor, el resultado será desasosiego bajo la forma de culpa o vergüenza, dudas intensas e insistentes, inquietud, remordimientos, etc. Por el contrario, las decisiones tomadas de acuerdo con el timón interior son energizantes, no sólo las sentimos correctas, sino que maximizan la atención y la energía disponibles para llevarlas a cabo” (2).

¿Será el deseo de obtener dinero lo que lleva a la corrupción? Aunque nadie puede negar que el dinero ilícitamente obtenido, no trae consigo la felicidad.

Después de considerar las opiniones de Goleman y otros influyentes personajes, volteamos y vemos con más claridad que la corrupción sería tan fácil de desterrar si de manera sencilla tomáramos en cuenta el consejo de un hombre santo:

“Ha llegado la hora, en medio de tus ocupaciones ordinarias, de ejercitar la fe, de despertar la esperanza, de avivar el amor…que nos impulsan a desterrar enseguida, sin disimulos, sin tapujos, sin rodeos, los equívocos en nuestra conducta profesional y en nuestra conducta interior” (Escrivá de B., J. Amigos de Dios, p. 120). Nótese que en este consejo están incluídas la determinación, el coraje y la credibilidad necesarias para el combate a la corrupción según Goleman.

Y usted ¿qué ha hecho para evitar la corrupción?  

 

1)       Ferrer, Gladys. Advierten especialistas peligro social. En Periódico Reforma, 5B, 1 Junio, 2004.

2)       Goleman, Daniel. La Inteligencia Emocional en la Empresa. Ed. Vergara, p. 82.