LA CLASE DE RELIGIÓN He aquí algunos artículos aparecidos en el Diario
de León, antes de que Zapatero llegara al poder. Se trata de nuestra
respuesta a los artículos de un colectivo leonés afín al pensamiento de ZP,
que para regocijo de los mismos, llegaría al poder el 14 M. El CRA de Babia
contra la clase de religión Estar en Babia y la clase de religión ¿Qué
debemos entender por educación laica? Escuela laicista, ¿escuela libre? En la prensa leonesa apareció este
artículo firmado por un grupo de profesores: La enseñanza de la Religión El claustro
de profesores/as del CRA, Colegio Rural Agrupado de Babia, queremos expresar
nuestro descontento y total rechazo ante el incremento de una hora lectiva
semanal en el área de religión que promulga la Loce. Nuestros motivos son
los siguientes: - La
Constitución española define el Estado español como un estado aconfesional,
algo que incumple la educación pública al incluir dentro de sus enseñanzas la
educación religiosa. - El apartado
3 de artículo 27 de dicha Constitución dice: «Los poderes públicos
garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la
formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias
convicciones». Está claro que la alternativa a la religión que
propone la Loce en ningún momento respeta este apartado de la Constitución,
puesto que no respeta la elección laica de quienes por sus propias
convicciones no desean ser formados en ninguna religión. - Otro motivo
es que consideramos que la formación religiosa de una persona es algo de
carácter muy personal, que no debe realizarse desde la escuela no podemos
poner calificación a la fe de una personal. Es una formación que debe
realizarse desde el ámbito familiar y en los templos de cada confesión
religiosa. -
Consideramos también que los alumnos-as de Educación Primaria y Educación
Secundaria Obligatoria no tiene la madurez necesaria para comprender algo
tan complejo como es la religión o la historia dé las religiones. - Nos escandaliza que la educación religiosa
tenga el mismo peso que el resto de las áreas del currículo a la hora de
decidir la promoción de un alumno-a. - Y por
último no conseguimos entender cómo es posible que se destine a la enseñanza
de la Religión en la Educación Primaria, el mismo número de horas que se
destina a la enseñanza de la Lengua en 2º de Educación Secundaria
Obligatoria. Por todas
estas razones esté claustro de profesores desea que se tenga en cuenta su
protesta y rechazo a este incremento de tiempo para la educación religiosa,
así como ante la optativa que nos ofrece la LOCE a la educación religiosa,
puesto que en la optativa también se oferta lo mismo, educación religiosa. El Claustro del CRA «Babia» y 10 firmas más (Huergas
de Babia). En la misma prensa
les respondimos: Miercoles, 26 de noviembre de 2003 Estar
en Babia y la clase de religión
He leído recientemente en la prensa un escrito firmado por el claustro del CRA de Babia, y diez firmas más, en el que manifiestan su preocupación por el tratamiento que la Ley Calidad de la Enseñanza da a la asignatura de religión. En más ocasiones he visto en estos medios otros artículos de opinión que van en el mismo sentido, abogando por la eliminación de dicha asignatura. Dicen, en primer lugar, que «la Constitución española define el Estado español como un estado aconfesional». Lo que dice la Constitución es exactamente esto: «Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones. (Art. 16)». En esto se basan los acuerdos del Estado, en materia de enseñanza de la religión, tanto con la Iglesia Católica como con otras religiones. Por lo tanto, no es cierto, como sentencia el claustro de Babia, que haya ningún incumplimiento de la Constitución por parte de la educación pública al incluir dentro de sus enseñanzas la educación religiosa. Más aún, dicho claustro se contradice, al citar a continuación el aptdo. 3 del art. 27: «Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones». Por todo ello parece obvio que si están en contra de la enseñanza religiosa escolar, han de buscar otros argumentos, pero no la invocación del texto constitucional, que reconoce abiertamente el derecho a la enseñanza religiosa escolar. Añaden, de nuevo en nombre de la Carta Magna, que «la alternativa a la religión que propone la LOCE no respeta la elección laica de quienes por sus propias convicciones no desean ser formados en ninguna religión». Pero en realidad no se trata de una alternativa, sino más bien de que ningún alumno pueda ignorar algo tan presente en la sociedad y en la historia como el hecho religioso. ¿Cómo explicar la historia, el arte, la cultura, la ética, las costumbres y usos sociales¿ sin la influencia de la religión, sea cristiana, musulmana, judía u otra cualquiera? Es que, aunque yo sea cristiano, ¿puedo, por ejemplo, permitirme el lujo de ignorar algo tan influyente y presente en el mundo como es el Islam? ¿Me es lícito ignorar el origen y significado del canto gregoriano, o de las catedrales góticas o románicas? ¿Puedo prescindir en mi formación literaria del conocimiento de la Biblia? Si he de conocer a Platón, Aristóteles o Kant, ¿puedo ignorar a Jesucristo? Pues bien, se trata ahora de que ningún alumno ignore estos y otros temas, sin que tenga que asistir a una clase de tipo confesional. «La formación religiosa, -dicen los de Babia-, es algo de carácter muy personal, que no debe realizarse desde la escuela». De nuevo contradicen a la Constitución, la cual señala que «la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana». ¿Cómo es posible una educación integral de la persona, si se margina algo tan importante como su dimensión espiritual y moral? Si esta formación no cabe en la escuela, sino sólo en el ámbito familiar y en los templos, ¿no seguiría siendo peligrosa fuera del ámbito escolar? ¿Acaso la familia no es responsable de lo que se imparte en la escuela? La Constitución, que tanto invocan estos detractores de la enseñanza religiosa escolar, garantiza el derecho de los padres (Art. 27, aptdo. 3). Según estos maestros de Babia, los alumnos de Primaria y Secundaria «no tienen la madurez necesaria para comprender algo tan complejo como es la religión o la historia de las religiones». Esto, además de ser un insulto a su inteligencia, lleva a incapacitarlos para que, cuando sean mayores, puedan comprenderlo, lo cual es muy grave. Con esta carencia no es de extrañar que, ya de mayores, se digan tantas barbaridades, atreviéndose a opinar sobre algo que desconocen. Se sorprenden los firmantes del escrito de cómo se puede «poner calificación a la fe de una persona». Sean honrados, no desfiguren las cosas. Uno puede ser ateo y sacar sobresaliente en religión y puede ser muy piadoso y suspender. No se califica la fe, sino los conocimientos de unos datos objetivos. Si preguntamos a un alumno los nombres de los libros de la Biblia, los cinco pilares del Islam o los ocho senderos del Budismo¿ la respuesta es la que es, independientemente de que uno sea o no seguidor de esas religiones. Es una barbaridad decir que se evalúa la fe. Recuerdo haber sacado un diez en un examen de marxismo, y nada más lejos de mí el ser marxista. Pero me siento muy satisfecho de haberlo estudiado. Se escandalizan los amigos de Babia de que la religión «tenga el mismo peso que el resto de las áreas del currículo¿». Lo discriminatorio y «anticonstitucional» sería que una asignatura quedara marginada, que no se valore el esfuerzo de sus alumnos. ¿Por qué la religión habría de tener un tratamiento inferior al que se dé a la plástica, a la música o a la educación física? Queridos amigos, enhorabuena por ejercer vuestra labor docente en una comarca tan bella y entrañable. Pero, con todo el respeto, lamento que con relación a lo que es y significa la asignatura de religión, en su doble vertiente confesional y no confesional, estéis también «en Babia». Máximo Álvarez La Asociación Acción Laica, Escuela Libre nos responde Con el CRA de Babia Sr. Director: El pasado
miércoles 26 de noviembre se publicó en EL MUNDO - LA CRONICA DE LEON un
artículo firmado por Máximo Álvarez Rodríguez, sacerdote y profesor del IES
de Fabero, con el que el autor intentaba rebatir las ideas expuestas en un
escrito anterior, aparecido en este mismo diario, enviado por el claustro de
profesores/as del CRA de Babia. Manifestaba el profesorado de Babia, en su
escrito, su profundo descontento y su rechazo ante la nueva normativa
impuesta por la Loce en torno a la asignatura de religión y su alternativa,
el hecho religioso. - Acción
Laica-Escuela Libre desea expresar su apoyo a las ideas defendidas por el CRA
de Babia. La enseñanza de la religión en su vertiente confesional, por
pertenecer al ámbito de las creencias personales y no tener, por tanto,
carácter científico, no debe formar parte del currículo escolar. De ahí que
resulte «escandaloso», es decir, que provoque pasmo y asombro, el hecho de
que la asignatura de religión “tenga el mismo peso que el resto de las áreas
a la hora de decidir la promoción de un alumno/a”. La alternativa propuesta,
el hecho religioso, tal y como está propuesta, que no tiene otra función real
más que la de servir de freno y contrapeso a la posible escapada del alumnado
de las clases de religión, hiere efectiva y profundamente las convicciones
morales de muchas personas. La asignatura del hecho religioso nunca fue
pensada en primer lugar, como un objetivo primero; ha nacido de refilón, en
plan de choque, por muchas explicaciones que “a posteriori” quieran darse. La
argumentación que utiliza en su escrito Máximo Álvarez Rodríguez nos parece
totalmente infundada: En la
Constitución no existe apoyo alguno a la enseñanza de la religión de carácter
confesional en la escuela. Al contrario, del texto constitucional se deduce
que el campo de las creencias ha de quedar fuera de las enseñanzas
curriculares. El art. 27.3, que tanto se invoca, “garantiza el derecho que
asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral
que esté de acuerdo con sus propias convicciones”, pero no dice que tal
formación tenga que darse en la escuela, ni mucho menos dentro del horario
escolar, ni que esta formación deba o pueda ser evaluable, ni que al alumnado
que no opte por la enseñanza confesional se le castigue con una alternativa
que se le impone. Existen, en
cambio, otros principios en la Constitución, más generales y de superior
rango, que avalan la postura contraria: la no confesionalidad del Estado, el
que «nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o
creencias», la libertad ideológica, la separación de poderes entre la Iglesia
y el Estado. Ahora que la Constitución cumple 25 años, tras este amplio
período de alejamiento, al menos temporal, de oscuras épocas represivas,
habrá que ofrecer una
interpretación más abierta,
más libre, más democrática, menos opresiva, del texto constitucional. La
Loce, en cambio, y su desarrollo, con el apoyo y la connivencia de los
sectores más conservadores y neoconfesionales de la Iglesia católica, nos
acercan de nuevo al nacionalcatolicismo. «En España cogobiernan la Iglesia y
el PP. Estamos asistiendo a una nueva alianza entre el trono, entendido como
Gobierno, y la Iglesia», afirmaba recientemente un famoso teólogo católico,
Juan José Tamayo-Acosta, con motivo de la presentación de su nuevo libro. Por lo que
respecta a la necesidad de recibir una formación religiosa de carácter laico,
Acción Laica-Escuela Libre suscribe plenamente las palabras de la Ceapa con
relación a este asunto: «El hecho religioso y la historia de las religiones,
el humanismo de cualquier signo, los principios del laicismo, el
agnosticismo, el ateísmo..., en suma, los diferentes pensamientos que han
dado sentido a nuestra vida, como elementos de nuestra cultura, se han de
analizar por todo el alumnado, sin discriminación alguna, dentro de las áreas
de historia, sociales, filosofía, ciencias, que correspondan a cada etapa
educativa. Nunca como asignaturas o
dogmas, excluyendo a un alumnado, frente a otro alumnado». Invoca Máximo
Álvarez en defensa de su tesis el art. 27.2 de la Constitución: «la educación
tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana». Esta es una
de las falacias más peligrosas y más habitualmente esgrimidas por quienes
exigen la enseñanza de la religión confesional en la escuela. Sin la
religión, dicen, la escuela se queda sin valores. No es cierto. La enseñanza
laica es el marco más adecuado para el desarrollo de todos y cada uno de los
valores comunes a toda la ciudadanía: la libertad, la solidaridad, la
justicia, la dignidad humana, el respeto mutuo, la igualdad, la democracia...
En un contexto confesional, del signo que sea, se hace mucho más difícil la
formación en tales valores. Muchas de las gravísimas contiendas que
actualmente existen en el mundo tienen precisamente su base -al menos una de
sus bases en esta equivocada y cerrada formación confesional. Por todo
ello, Acción Laica-Escuela Libre prefiere «estar en Babia», con el CRA de
Babia. Acción Laica Escuela Libre.. (Son los mismos de Babia) Así mismo, un miembro del Consejo Escolar
de Babia escribe: ¿Qué debemos de
entender por educación laica? Quizás esta carta debiera de tener como
objetivo que nos explicasen desde su Ministerio qué es lo que debemos
entender por 'educación laica'. De paso, nos podrían explicar si el gobierno
que ustedes representan está preocupado de que se cumpla la
Constitución en su integridad o sólo cuando son los demás los que se la
saltan a la torera. Porque hay un sector de la población -amplio sector, por
cierto- que tenemos problemas para entender cómo un gobierno que se define
como “progresista” puede intentar aplicar una ley como la Loce en materia de
educación religiosa. Pero quizás el problema radique en que no tenemos el
mismo concepto que nuestros gobernantes de lo que es una educación laica, Pero no. No vamos a pedirles que nos
expliquen qué significan estos términos; porque somos una población madura en
libertades y, por lo tanto, capaces de entender por nosotros mismos lo que
significan ciertos conceptos que están muy relacionados con la idea de
libertad, tolerancia y, sobre todo, respeto. Simplemente pretendemos recordarles que este sector de la población
estamos muy preocupados por ese intento del gobierno de facilitarnos el
acceso al paraíso desde la edad escolar. Sobre todo estamos preocupados
aquellos que consideramos que las cuestiones de fe son temas que se deben de
afrontar siempre desde el entorno familiar y con el enfoque particular de
cada cual. O aquellos que ni tan siquiera consideramos las cuestiones de fe
y nos sentimos constitucionalmente representados pero gubernamentalmente
marginados. Condénennos al infierno pero no nos
condenen a la hoguera que supone valorar nuestro nivel académico en función
del tamaño -con perdón- de nuestra fe o de la capacidad de un no creyente
de entender otras religiones -¿también tenemos un concepto
diferente de lo que es un “no creyente” o es por aquello de que si no quieres
sopa toma tres tazas?-. Y todo esto lo decimos como
representantes del consejo escolar de una escuela pública rural, que lucha
por su supervivencia en un medio que es hostil a recibir nuevos
pobladores, pequeños. y grandes,
porque sus gobernantes se niegan a hacer planes efectivos de desarrollo
rural. Esa escuela pública que en las urbes con su política de
concertaciones se está convirtiendo en guetos de niñ@s marginales porque los
colegios privados no quieren acogerles. Esa escuela pública, rural y urbana,
tolerante e integradora -revisen sus documentos no sea que alguien haya
confundido el término integradora con el de integrista-, tan necesaria para
hacer grande un país. P.D.: En caso de seguir con sus pretensiones
adelante y debido a la escasez no se olviden de ir buscando nuevos
sacerdotes para sus clases de religión y exorcistas para la alternativa a la
religión. Y si no tiene el efecto deseado, en los próximos años pueden
plantear como alternativa a la religión un viaje cultural en patera por el
estrecho, que se ha convertido en los últimos tiempos en el camino más corto
para llegar al paraíso no deseado. Gerardo Silván Osa. (Consejo Escolar del CRA Babia). Huergas de Babia. En
el mismo periódico aparece el siguiente comentario: LA OPINIÓN DEL LECTOR Ni idea de
David Quiero referirme a las lumbreras del claustro del CRA de Babia, que al parecer se hallan en un puro sin vivir por las gravísimas consecuencias que para la humanidad sé derivan de la presencia nada menos que de la religión en los planes de estudio. Tal vez algún tipo de ansiolítico los ayudara en su crisis, si es que no lo ha hecho una reflexiva (?) lectura de las ponderadas razones que Máximo Álvarez Rodríguez se ha dignado exponer estos días en la prensa. Por ejemplo: Florencia. Plaza de la Señoría. En ella se ubica el David de Miguel Ángel Con la puesta en práctica de sus ideas, señores claustrales, yo me he topado con universitarios que no tenían ni pajolera idea de quién era David. Claro que, a quién le importa, ¿verdad? Lo importante es que seamos todos bien laicos, como, por ejemplo, los de «Crónicas Marcianas». Pedro Andrés Rodrfguez (Gradefes). He aquí de nuevo nuestra respuesta: Escuela
laicista, ¿escuela libre? He leído una carta de “Acción Laica Escuela Libre” en respuesta a mi anterior escrito sobre la enseñanza religiosa escolar. En ella terminan diciendo que ellos también “están en Babia”, es decir, en sintonía con el Claustro de ésta comarca. Por el estilo y argumentos esgrimidos diría que son los mismos. En más ocasiones he leído escritos de este colectivo y otros artículos sobre el tema firmados, si mal no recuerdo, por nombres como Antonio López, Venancio Iglesias o José Miguel Debesa, siempre abogando por eliminar la enseñanza de la religión de la escuela. Finalmente, un miembro del Consejo Escolar de Babia ha vuelto a escribir en el mismo sentido, aunque pienso que se trata más de una rabieta que de una exposición seriamente argumentada. No deseo eternizar el debate, pero me gustaría puntualizar algunas cosas, sin necesidad de repetir lo que expuse en mi anterior artículo: — Respecto al término “laico” les recuerdo que pertenece al más genuino vocabulario religioso. “Laos” es una palabra griega que significa pueblo. Recordemos, por ejemplo, expresiones como “Laos tou Zeou”, “Pueblo de Dios”, tan hermosamente desarrollada en el Vaticano II, sin olvidar el “Decreto sobre los laicos”, de este mismo Concilio. Así llama la Iglesia, “laicos”, a los fieles cristianos. En este sentido supongo que su asociación debería llamarse más bien “Acción laicista”, que tiene otra connotación muy diferente. No es lo mismo “macho” que “machista”. — Observo de nuevo ambigüedad. Comienzan suavemente diciendo oponerse a la “alternativa” (que no es tal) de la LOCE, pero después hablan de la total eliminación de la religión de la escuela. Mezclan en uno dos temas diferentes. — Dicen que el estudio de la religión no tiene carácter científico. Ciertamente no es una ciencia experimental como la química, pero es una ciencia humana como la historia, la literatura o la filosofía y se rige por el método científico; no prescinde de la razón, al tiempo que utiliza numerosas ciencias auxiliares. No me desprecien ahora las facultades de teología ni devalúen figuras tan eminentes como Tomás de Aquino o Karl Ranher y toda una inmensa lista de sabios teólogos. — Añaden que la Constitución apoya el estudio de la religión, pero no en la escuela. Pare ese burro no harían falta tantas alforjas. Es como si se defiende el derecho a la sanidad, pero fuera del hospital, con remedios caseros. Por otra parte, los Acuerdos Iglesia-Estado en materia de enseñanza tienen rango de tratado internacional y no podrían contradecir la Constitución. — Olvidan que estamos hablando de derechos de los padres y de los alumnos. Hablan de escuela “libre”, pero no parece que defiendan la libertad de los padres y de los alumnos que quieren estudiar la religión confesional, sirviéndose del papel subsidiario de la escuela que pagan con sus impuestos. — Ciertamente nadie puede ser obligado a declarar sobre sus creencias. Pero tampoco nadie se lo puede impedir, si desea declararlas. De lo contrario tampoco podría uno ir a misa, casarse por la Iglesia, bautizar a sus hijos o hacer entierro según el rito católico, porque pondría en evidencia a los que no quieren nada de esto. No vayamos a negar ahora la libertad de conciencia. — La independencia de la Iglesia y el Estado no significa que sus relaciones hayan de ser de hostilidad, mutuo desconocimiento o indiferencia, ni se opone a la sana colaboración en muchos asuntos que hacen referencia al bien de los ciudadanos (asistencia social, patrimonio cultural, temas jurídicos, educación...). Es faltar a la verdad decir que el mantenimiento de la enseñanza religiosa escolar es obra del PP. El Partido Socialista, con buen criterio, la mantuvo durante sus catorce años de gobierno. Es cierto que al ponerse la Ética como alternativa y comprobar que los alumnos seguían pidiendo mayoritariamente la religión se intentó poner como alternativa recreo o parchís. Finalmente se impuso el llamado “estudio”. A pesar de todo, siguió siendo mayoritaria la demanda de la religión. Y la mayoría de los que eligen estudio no lo hacen por razones ideológicas. Si pusieran matemáticas o estudio, inglés o estudio… la desbandada sería mucho mayor. Si somos demócratas, no podemos despreciar esta demanda mayoritaria de la clase de religión, cosa que algunos “demócratas” no acaban de asimilar. — En cuanto a lo de que la enseñanza de la religión cristiana no ayuda a educar en valores, evidentemente estoy en desacuerdo. Sólo puede decir esto quien la ignore o tenga una visión muy pobre de la misma. Los aspectos más positivos de la civilización occidental, entre los que hay que situar los “derechos humanos” tienen una enorme deuda con el Evangelio. Por otra parte, razón tenían los antiguos cuando decían que “el principio de la sabiduría es el temor de Dios” o los que dicen que “la muerte de Dios es la muerte del hombre”. A las pruebas nos remitimos. Finalmente, sigo pensando que Babia es una comarca encantadora, y mucho me temo que sus habitantes, nobles y sensatas gentes, son ajenos a esta polémica. Desde aquí pido disculpas por unir su nombre a este triste debate. Máximo Álvarez |