Tú, ¿qué dices?

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Corazón revelador

 

 

El mundo parece empeñado en destruirse. Como una máquina que quiere aniquilarse con su propia marcha, su propia técnica, sus propias innovaciones.

No encontramos quién sea capaz de dar la vuelta al timón, de poner el pie en el pedal, de restituirle al hombre su lugar, el puesto que le corresponde. Ofrecer dignidad a la vida, pan a las manos, confianza y amor al corazón.

Que los bienes y los beneficios determinen el pensamiento, den elasticidad a los conceptos, condicionen nuestra vida y hayan hecho posible los conflictos que enfrentamos, es cosa para reflexionar.

La fuerza de los poderes públicos viene de la debilidad e ineficacia de los hombres que la acatan. El pensamiento humano se desvía de las fuentes cristianas, y vivimos en conflicto, en crisis. Crisis de todo: de riqueza, por sus desigualdades; de politica, por los errores de los gobernantes; de moral, por la confusión en la nueva valorización de las cosas esenciales de la vida.

La clase desposeída parece defendida por los mismos que la explotan.

La ideología está al servicio de los que poseen los medios de difusión, y desde allí engañan, mirando sus propios beneficios. Orientan el ecamino de la historia en la forma que les acomoda.

Se quiere cambiar el curso de los acontecimientos, imponiendo nuevas y brutales ideologías, y se les da como telón de fondo, como bello colorido, ideas arrancadas del fondo del cristianismo. A Cristo, con su evangelio, lo injertan en su semilla, para tener alguna savia que alimente esos primeros empeños. Que después ya sabrán ellos manejar los brotes con puño de acero. Y meter las rosas en una bota férrea, que será el nuevo florero para que nazcan sin perfume en esta moderna civilización del mundo.
Las ideologías actuales se canalizan bien, se apropian los conceptos que convienen, mientras parece que la fe se debilita. Dan mucho énfasis a la acción, a la justicia social, como modelos inherentes a sus ideologías y que no pudiera ofrecer la fe cristiana a pesar de su más bello mandamiento: “Amaos los unos a los otros.”

Estamos en plena lucha. Lucha a nivel ideológico, la única batalla a la que no podemos permanecer indiferentes.

Estamos en una lucha que marcará el curso de la historia.

Lucha con Dios, o sin Dios.
De lo temporal o de lo eterno.
Del poder, o del amor.
Y tú, ¿qué dices?