De una hija que abandona el hogar

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Cartas para una Vida

 

Querida mamá, sígueme queriendo. 

Aunque me vaya a gozar de la piel y los abrazos sin permiso.  Aunque crea tener derecho a la locura y tú no te apartes nunca de tu línea de perfección. Aunque me encrespe como la ola para no dejarte entrar en mi vida.  Aunque no sepa cómo voy a salir de esta madeja peligrosa de costumbres, libertades y pasiones… sé que rezas por mí y que  me quieres, que me sigues y que me esperas. 

Aunque vivamos en pugna, en desacuerdo, en discusiones.  Tú aconsejando, yo rebelándome y haciéndote llorar… sé que me quieres, que cuando salgo te queda prendido un sollozo que se deshace en tu almohada y no te deja descansar hasta que regreso. 

Aunque choquen tus sentimientos y tu moral con los míos.  Aunque el sentir y pensar sean como nudos apretados por cada una, nudos enredados donde no logramos encontrar un solo hilo por el cual empezar a desenrollar y entendernos… ¡yo sé que me quieres! 

Quizá por seguro e incondicional no cuido tu cariño y soy altanera, irrespetuosa, atrevida.  Porque sé que aunque todo me falle, tú no te alejarás nunca. 

Últimamente, cuando meto la llave en tu puerta, se apagan mis ansias y se quietan mis sentidos. 

Últimamente, cada vez que entro se me enciende una lucecita dentro, parecida al remordimiento. 

Últimamente, he sentido impulsos de pedir perdón. 

Últimamente, cuando la vida asfixia, se me forma un nudo en la garganta, con ganas de decirte:  “¡Sígueme queriendo, madre mía!” 

Porque a pesar de lo fuerte y decidido de mi temperamento, me sentiría como hoja al viento, como alma en remolino que no encontraría donde sujetarse si tú no me quisieras. 

Sígueme queriendo, porque aunque mis palabras duelen y mi voluntad resiste, me sentiría desamarrada, suelta, perdida por el mundo, si no contara contigo. 

Sígueme queriendo, madre mía, porque a pesar de mis desplantes, ¡se me derrumbaría el mundo si tú no me quisieras! 

¿Podrías creerme?