A un drogadicto

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Cartas para una Vida

          

Levanta los Ojos!

Buscar la felicidad por medio de las drogas es un mito sin base, pero fácil de seguir. Buscar la felicidad por medio de las metas es mas difícil, porque tiene que escogerlas uno mismo y confiar en la propia tenacidad para realizarlas.

El mito se convierte en vaguedad; las metas en obras

El mito es como un humo que adormece. Las metas son las alas que vibran al abrirse y abarcan el horizonte para volar.  

No pierdas tu juventud como un poseído de visiones extrañas y distorsionadas: gánala como un sembrador que aprovecha  la primavera para tirar semillas y pregonar promesas y esperanzas.

Tu no naciste para dormir, sino para velar.  No naciste para arrastrarte por la tierra, sino para recorrer las cimas de todas las montanas .  No naciste para se agua apantanada y turbia, llena de flores marchitas y con una corriente de veneno matando tus raíces.  Naciste para ser un rió que corre, una imagen que refresca, una estrella en lo alto del mundo de Dios, un corazón con tanta abundancia que rompe los moldes y se derrocha en luz.

En las crisis de drogas, si sales de ellas, luces monstruoso; si te quedas en ese estado, conoces el infierno.  Porque la felicidad es orden y equilibrio, y la droga es falta total de discernimiento, razón, mesura, de un justo medio.

Regalas tu libertad a los ambiciosos de dinero y ellos te pagan lo impagable debilitándote las fuerzas del carácter, poniéndote cadenas, llevándote a un mundo ilusorio mientras ellos viven en este mundo real, gozando como grandes señores de los placeres , los alardes y la corrupción. ¿Que no te das cuenta de la habilidad con que te tientan, los trucos con que te conducen, la panacea con que te convencen y la llave con que mantienen el yugo hasta que te conviertas en polvo?

O duermes para siempre, o abres los ojos a tiempo y despiertas erguido y valeroso.  La vida no es enajenación, transportación a ignoradas regiones.  El mundo está aquí, en la verdad, en lo que uno es capaz de crear, en la forma de realizarse y de manejar sus circunstancias, en la obra dejada en medio de los demás.

Si no puedes vivir, ¿de que te sirve la vida?  Si no puedes fabricar tus propios sueños, ¿de que te sirve la imaginación?  Si no puedes razonar tus íntimos problemas, ¿de que te sirve la inteligencia?  Si todo es ficticio, provocado, angustioso, pasajero, ¿de que te sirve la fe, el ejemplo, el amor que te han dado, las razones que mueven la juventud, y la paciencia misericordiosa de Dios?

¿De que te sirve todo, si estas decidido a anularte?

La droga te deja desprovisto, desprotegido, sin sustentación, como nadando en el vació. Y te hace creer que es el mundo el que no tiene nada vital que ofrecerte, cuando eres el que no tiene coraje para sacarse los tesoros del corazón y del alma. Tienes la mente moviéndose en el pesimismo, en un estado habitual de negación, y no puedes creer que haya un mundo con valores, con motives, con esperanzas, esperando por ti.

El que anda taciturno, exasperado, carcomido por dentro, es como un edificio en escombros, una semilla malograda, un túnel sin salida.

Cambia tus pisadas. Da la vuelta sobre tu eje.  Saca tu perla de la concha. Colócate en otra dimensión y levanta los ojos, que quizá estas en el momento de mirar el mundo con la claridad de Dios.

Acuérdate de que, para EL, siempre estás a tiempo.