En la Primera Comunión de mi hija Diana

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Brotes 

 

Señor:

 

Ábreme las puertas de tu corazón, que vengo a entregarte a mi hija.   Recuerda nuestra soledad y nuestra lejanía, y ten una mirada especial para ella.  Es la palomita blanca que tantas veces arrulló mi corazón, la que tuvo que volar junto a nosotros cuando salimos en bandandas azotados por la tempestad y los peligros de un sistema ateo y materialista. Ha tenido que buscar nuevos rumbos, crecer sin el calor de la propia patria y vivir en un mundo cada vez mas confuso y peligroso.

 

Ábrenos, Señor.  Que la blancura de sus alas no podrá conservarse más que posándolas en el Sagrario.  La fuerza de su vuelo no podrá sostenerse más que acercándola a tu corazón.  Y el encuentro contigo, en todas las circunstancias de la vida, no podrá verificarse más que conociéndote desde pequeñita.

 

Muéstrate y súpleme.  Es muy grande la obra para mis débiles esfuerzos.  No basta con sembrar, hay que cuidar y cultivar… aun así, no todos los frutos se logran.  Ayúdame con tu ciencia, para conducirla.  Con tu luz, para enseñarle el sentido cristiano del dolor y de la vida.  Con tu gracia, para conocer el significado de lo sobrenatural y el verdadero valor de las cosas del espíritu.

 

Señor:


Que se unan en tu amor dos oraciones:

Una tierna, pura e inocente de su alma de niña.

Y otra onda, sentida, emocionada, de mi alma de madre…

 

¡Y ábrenos, Señor, las puertas de tu corazón!