Carta a mi nieto León Antonio

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Brotes 

México, 20 de marzo de 1966

Mi nietecito querido:

 

 

Recibimos tu carta, contándonos las primeras impresiones de tu vida… ¡Y no sabes todo lo que sintió mi corazón!

 

Tus gracias, tus salidas, este despertar al mundo que te rodea, nos han traído a nosotros la sensación de “comenzar”… cuando en realidad estamos ya recibiendo las últimas experiencias.

 

No podrás comprender lo que te digo, pero quizá sea este el único medio de llegar a ti a través de los años, por eso te escribo.

 

Falta mucho para que puedas entender que un nieto es otra vez el amor, otra vez el gran estremecimiento, ¡es otra vez remontarse al gran momento de haber tenido un hijo!  Un nieto es sentirse otra vez blando, tierno, puro.  Las huellas del dolor se cicatrizan y llega un fuego tibio, calor y llama de nuevas ilusiones.

 

Un nieto, muchachito querido, es ser  un beso en el aire todas las noches y orar pidiendo a Dios que siembre en tu interior ese grano divino que sólo Él sabe poner en las almas.  Y soñar permanecer en vida hasta ver el florecimiento y el fruto.

 

Comprender que nunca seremos una vida perdida…

 

El amor que hirió mis entrañas se deja sentir a través de tí, como una corriente vivificadora, porque tú lo perpetúas.  Es un amor inagotable y hondo, eterno y nuevo.  El mismo que te ofrezo en esta carta donde tiembla tu presencia y queda el corazón de

 

TU ABUELITA

 

 

Un hijo es la raíz,

es el cimiento.

Un nieto es florecer

de cara al viento.

Un hijo en juventud,

es llama y fuego.

El nieto es la dulzura

y es el ruego.