A mis hijos León y Poupée

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Brotes 

Para tí, donde residen la fuerza y el

derecho… mis consejos.

Para ella, donde residen la moral y la

ternura… mis oraciones.

                                                  

EN TU BODA


T
rata de que la parte espiritual esté siempre sobre las inclinaciones de tu naturaleza; sólo así podrá ella darse cuenta de que se ha unido a un hombre elevado y superior.  Ahí está el origen de la “estimación”.

 

Y ella debe ser el cimiento donde descanse toda la felicidad de tu hogar.  Que los seres inferiores, regidos por el instinto, no merecen nada…

 

Demuestra que eres íntegro, firme y decidido, para que tomes tus determinaciones siempre en un plano de justicia y sin esas vacilaciones que provocan que la mujer se sienta insegura.

 

Ten mucho cuidado de no caer en ridículo ante sus ojos… pero no confundas esto, como hacen muchos hombres, con la firmeza de carácter y la rectitud de la conciencia.  Seguir el camino recto es siempre hacer un buen papel, aun ante aquellos cuya debilidad no les permite oponerse nunca a nada.

 

Sé de los triunfadores en la vida.  Pero entiende por triunfo el respeto que has sabido inspirar en los demás y que te tienes a tí mismo.  Eso tendrá influencia decisiva en tus relaciones con ella.

 

No te absorbas en los negocios hasta el punto de que no te quede tiempo para tu familia.  El trabajo les dará lo que  necesiten… pero luego no habrá ningún dinero con que comprar la compenetración, la armonía y la unión.

 

Dale siempre la sensación de que tu mundo está lleno de horizontes. La mujer no necesita riquezas: ¡lo que necesita son ilusiones, estímulo, confianza!

 

Trata de ser optimista, sencillo y alegre,.  Y tener sensibilidad en tu carácter.  Mídete, para que tus actos, tus gestos, tus palabras estén siempre dentro del marco de la buena educación.

 

Dale a la vida social el lugar que le corresponde.  Es verdad que las relaciones son útiles, y si eres buen observador, sacarás gran experiencia de toda esa muchedumbre que asiste a los lugares ávida de divertirse.  Pero no se pisa en ella terreno firme:  los contactos son ligeros; los encuentros, circunstanciales, y la diversión, relativa.  En muchas ocasiones se llega al hastío, y hasta el recuerdo dura… sólo mientras estés en condiciones de hacer acto de presencia.

 

El consuelo de la amistad, y la expansión de las almas , hay que buscarlos por otro camino.

 

Pon la delicadeza como base de tu vida con ella.  Y dale gran importancia a las “insignificancias”:  un detalle puede empañar un alma , y otro puede hacerla renacer.  Las pequeñas atenciones son el privilegio de la esposa… los cumplimientos de rigor pertenecen a todo el mundo.

 

Ten presente que ella es la “reina” del hogar, y no te inmiscuyas demasiado en sus dominios.

 

Desde hoy, ella debe ser tu amor más grande.  Yo soy tu madre, pero ella será la madre de tus hijos… Ya comprenderás el significado inmenso de estas palabras.

 

Este es el ramillete de mis experiencias, dejado en tus manos como regalo de bodas.  Apriétalo contra tu corazón, verás que siempre darán algún perfume a la felicidad de tu vida.

 

Es todo lo que te desea

 

Tu Mamá