Párate junto a la suerte
Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla
Libro: Ramillete de Estrellas
No te sientas como un surco abandonado,
porque hay rosas que no pudieron nacer.
No te conviertas en caña hueca, porque se
te queda una lágrima por dentro.
No desperdicies jugos, porque sientas las
cáscaras un poco rasposas y encogidas.
No te sientas una parcela árida, porque a
muchos brotes les falten fuerzas para subir...
No te sientas despojada de tu jardín, por el
sopor de tus rosas con el calor del mediodía.
No te pongas a zarandear el árbol de tu amor
y de tu vida, para que dé las rosas que a ti te
gustan.
La primavera siempre es un asombro, y ellas
nacen solas cuando la pulpa es dulce y el rocío
profundo.
Si te nace una espina, no la arranques: límala.
Si te lastima una rama, no la cortes: cúrala.
Si se te afloja el nido, no lo desprendas: apún-
talo.
Si el grano que sembraste no se da, no lo
sepultes: riégalo.
Si el fruto que ansías te hace esperar, no lo
fuerces: repósalo.
Si la tierra se te afloja, no la remuevas:
apriétala.
Si llevas las raíces al aire, busca un cántaro
nuevo, fresco, y déjalas dormir en él.
Si te duele la savia, no sacudas el árbol:
facilita la caricia que la haga subir hasta el fruto.
Si la corteza se abre, no esperes la lluvia:
gotéale el roció.
Y si la suerte pasa a tu lado sin pararse junto
a ti, no te desanimes. ¡Y párate tu junto a la
suerte!