La Salida de Cuba

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Ramillete de Estrellas

 

 

 

   ¡Nadie dijo adiós!...

Pero todos nos despedimos.

   ¡Nadie lloró!...

Pero todos nos guardamos los sollozos.

   Nadie rompió la unidad...

Pero todos supimos que algo se estaba

rompiendo.

   Nadie se miró a los ojos...

Pero en todos había una lejanía de tierra, de

raíces, de amores, de recuerdos.

   No es techo, muro, puertas...

Es alma, vagando dentro... son las figuras

familiares, la apretazón con los de uno...

¡Son ataduras que nunca nos sueltan!

   Nadie se cobijó en nadie...

Todo el mundo se quedó con su frío.. Nadie

habló.

   Cualquier palabra hubiera provocado una

explosión... Nadie tuvo fuerzas para sacarse el

adiós.

   Y todos se retiraron dejándoselo dentro...

Por ese silencio mudo y contenido estaba cami-

nándonos la patria.

   Esas emociones, esas despedidas tan

fuertes, que conmueven sin poder salir.... son

muy difíciles de resistir.....

   Se atoran en el corazón...

Se repliegan dentro.

   La imagen queda detrás de la mirada... La

palabra, detrás de los labios. Las lágrimas, detrás

de los ojos... El nudo, detrás de la garganta.

   Y uno necesita ponerse detrás de Dios       

   Todos salimos en silencio... Nadie lloró, pero

yo sentí que todos llorábamos...

   Y lloraban los libros de mi marido...las rosas

de mi ventana... los juguetes de mis hijos... los

adornos de la casa... los retratos de familia.

   Era un cernido de dolor que no alcanzo a

describir.... Todo crecía en amor, y en significado

a la hora de dejarlo...

   El vestido de novia que guardaba con amor

para mis hijas... quedó sin vida... A la cajita de

música se le acabó la cuerda... al barrio la alegría.

   Yo sabía que algo se me quedaba en Cuba

para siempre...

   Que me había nacido un dolor del que no

podría desprenderme...

   Que se me quedaba en carne viva, una cuerda

que con solo tocarla, me haría llorar...

   Yo sabía, que mi árbol se estaba desgajando

   Pero la patria tiene por dentro una armazón

que nadie puede desbaratar...

   Tiene repliegues en el alma, donde se guardan

las cosas que nadie puede quitarnos...

   Tiene unas raíces largas que crecen hacia

abajo y nadie tiene el poder de hacerlas morir.

   Cuba se alejaba...

Y a la vez salía conmigo.

   Cuba no se movió de lugar...

Y a la vez iba a volar en mis alas por todas partes.

   Cuba se quedaba atrás...

pero a la vez iba a salir delante de nosotros gritando

libertad... confiando en sus hijos para defenderla,

reclamar sus derechos, y rendirle culto. 

   Cuando desapareció en el horizonte...fue

cuando más se metió dentro de mí.

   Cuba se volvía excitante, por todas las cosas

insólitas que estábamos viendo vivir... Y todas

las traiciones, las cosas sagradas, las normas de vida...

que estábamos viendo morir.

   Cuba estaba destrozando su historia...

Pero jamás acabará con nuestro esfuerzo por

volverla a escribir.

   Cuba es nuestra experiencia de dolor...

nuestro abanico de recuerdos... Nuestra sensibilidad

mental...Nuestra esperanza de futuro.

   Cuba está llena de matices dentro de nosotros...

estamos marcados por ella.

   Quieren herir de muerte nuestro amor por

Cuba...Pero las cosas no mueren hasta que se

olvida... ¡Y ella siempre vivirá!

Nosotros moriremos con religión... con libertad...

y con patria...

   ¡Moriremos de pie!