Tú que mueres hoy

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Con las Alas Abiertas

 

 

Señor: 

Tú que mueres invocando al Padre, regalando a tu madre y perdonando al buen ladrón, ¡apiádate de mí en ese supremo momento!

 Yo que he vivido buscando en todo un toque divino, no me dejes morir a mi modo humano.

 Yo que he vivido con ansias de vuelo, no me dejes morir con alas apretadas.

 Yo que he vivido con fe de raíz, no me dejes morir con inquietud de viento.

 Yo que he vivido buscando con afán la luz, no me dejes morir entre sombras.

 Yo que he vivido buscando patria, no me dejes morir como pasando a un mundo ajeno.

 Yo que he vivido buscando la serenidad, no me dejes morir en rebeldía.

 Yo que he vivido ansiando la paz, no me dejes morir llena de miedo.

 Yo que he vivido levantando la mirada para tenerte, no me dejes morir cerrando los ojos para no verte llegar.

 Yo que he vivido acatando tu ley y tus mandatos, no me dejes morir deseando torcer tus designios.

 Yo que he vivido ansiando tener lo que me reservas, no me dejes morir deseando permanecer con lo que tengo.

 Yo que he vivido abriendo tu manto para meterme en él, no me dejes morir asustada y escondida entre espejismos y contradicciones.

 Yo que he vivido estremecida ante tu capacidad de perdonar, no me dejes morir sin poder olvidar.

 Yo que he caminado siempre tratando de encontrarte, no me dejes con la sensación de estar desprotegida e impotente.

 Yo que he vivido sujeta a ti, no me sueltes de la mano, apriétame fuerte y con la sonrisa que das a tus escogidos, ¡ven a buscarme!

 No me dejes morir sin resucitarme.

No me dejes morir sin saber que voy a vivir.

No me dejes morir sin repetir mil veces lo que Tú dijiste:

 ¡Yo soy la vida!