Puerta adentro

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Con las Alas Abiertas

 

   

Hoy no hay hogar, es sólo un paradero, con carro para estar afuera y con la televisión para estar adentro.

 

Ya no hay amor en el hogar, y por eso hasta los niños se adoctrinan en el sexo con la ilusión de poder encontrarlo.

 

El nido de hoy está vacío, y el ala calientica de las madres la van a buscar en las drogas. Hoy nadie los está esperando al llegar, y se acompañan con la televisión y con los grupos.

 

Hoy nadie se sienta con ellos y les va tocando el corazón, abordando sus traumas, sus problemas, sus vacíos ¡mirándolos por dentro!

 

Y ellos vuelan en la calle, se destacan en locuras, se definen en extravagancias, se pierden en un ambiente tan hostil y una tierra tan peligrosa.

 

Se creen muy conocedores, muy astutos, muy hombres. Y quieren ser alguien: que los nombren, que los valoren, que los estimulen, que los distingan... Y cargan el fracaso de ser para los padres un pobre muchacho insignificantes.

 

Quieren vivir, sin conocer la vida; experimentar, sin conocer la profundidad del vicio. Quieren nuevas sensaciones, pero sin fuertes valores y sin buena base se sustentación.

 

El hijo es como un mundo en miniatura: hay que caminarle sus calles para conocerle sus rincones; hay que entrar en su edificio para ver cómo andan sus tornillos; hay que ver por qué palpita, por qué llora y por qué ríe. Que lo encadena y qué lo desata. Qué busca con afán y qué teme con angustia.

Qué lo serena y qué lo desquicia. Qué puede dominar y qué o quién lo hace sucumbir.

 

Escúchalo cuando te hable, descúbrelo cuando te mire y ámalo cuando te necesite.

 

Oye su opinión, permítele equivocarse y da una medida y una explicación justa a todo lo que permitas y a todo lo que niegues.

 

Déjale siempre una luz prendida, aunque cuando salga de su tiniebla nunca sepa que tú se la encendiste.

 

Síguele el rumbo, las alteraciones de su carácter, el cambio de amigos, las curiosidades que lo turban...todas esas cosas cotidianas que te lo enseñan, te lo describen, te lo delatan.

 

Porque no es un extraño: es tu motivo, tu fuerza, tu luz.

 

Tu hijo se mueve en un mundo que es un laberinto, una encrucijada, un desenfreno. Es como una moneda de vicio que circula por la juventud y a todo el que toca le quita algo, algo de eso que tanto has tratado de cuidar, algo de lo más limpio que poseía tu hijo, algo de lo que siempre te habías enorgullecido.

Una moneda que cuando se la ponen en las manos, no sólo les mancha el alma sino que les devora la vida.

 

Tu hijo anda con falta de hogar, en un mar donde no sabe nadar, en una selva de la que no sabe salir, en un mundo donde no sabe moverse.

 

Esa batalla para salvarlo se tiene que dar "puerta adentro" con amor de padres, con claridad de conciencia  ¡y a través de la Fe!