El Amor es Poesía

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Con las Alas Abiertas

 

 

El amor es poesía… y la poesía es ese algo indefinible que nace dentro, y vamos rimando con ella todas las emociones de la vida.

La rima no es más que que hacer cantar a las palabras.  Las palabras no son más que la envoltura de las ideas.  Y las ideas no son más que la expresión del sentimiento.

Sólo el que rima la vida se llena de belleza.  Y la belleza es luz.  Y la luz es elevación, espíritu… ¡y todo junto es amor!

Cuando se vive con amor todo parece un verso, porque sólo con él se puede recorrer el jardín de Dios en todas sus etapas, haciendo poesía, creando sueños y embelleciendo el camino.

Vamos, pues a rimar la vida en sus distintas etapas con estrofas sacadas de mis versos.  Esos versos que salen solos, silvestres, repentinos, y que son regalos de Dios.  Rosas del alma, sueños de la mente ¡y música del corazón!

Cuando somos muy jóvenes, despuntando a la vida, aún antes de aparecer el verdadero amor, ya uno lo borda, lo imagina, lo engalana, lo sueña.  Ya lo modela como le gusta, lo espera con ansias y habla con él de este manera:

 

Yo busco un amor para mi amor

con dulzura y rebeldía,

con penumbra de la noche

y ardores del mediodía.

 

Con estrellas salpicadas,

con la humedad de mi llanto,

con caricias, con palabras,

con plegarias y con canto.

 

Yo busco un amor con alas y con vuelo,

con sueños, con antojos

con un color azul como mi cielo

¡y una imagen de luz como mis ojos!

 

Con los brotes encendidos,

con fuerza de marejada,

como un lucero escondido

en medio de la alborada.

 

Mas… no me traigas corriente:

yo quiero el manantial,

y no me traigas capullo:

¡yo quiero todo el rosal!

 

Pues nunca tendré reposo

y nada tendrá valor,

si mi corazón no encuentra

un amor para su amor.

 

Luego la vida nos va preparando, nos va acondicionando, nos va madurando para recibir el verdadero amor.  Ése que siempre nos sorprende, nos sobrecoge, nos deslumbra con su llegada.

De tanta claridad, uno no ve.

De tan hondo y tan profundo, ¡uno no sabe qué hacer!

 

Yo no supe qué hacer cuando llegaste ufano

a llevarme contigo de la mano.

Yo no supe qué hacer cuando tu amor

candente se enredó con los sueños

de mi mente.

 

Yo no supe qué hacer ante esa copa

que llenaste de amor para mi boca.

Yo no supe qué hacer ante la hazaña

de dejarme subir por tu montaña.

 

Yo no supe qué hacer, pero el amor fue sabio

y me dejó navegar entre tus labios.

Yo no supe qué hacer, pero el amor fue tibio

y sacudió mi tallo como un lirio.

 

Yo no supe qué hacer, pero te hiciste mago

y le pusiste luz a todo lo que hago.

 

Luego el amor se va haciendo grosor, nudos, raíces, familia, tronco, nido… ¡y se espera a los hijos!

Es cuando Dios nos presta sus pinceles divinos y trabajamos con Él en el íntimo y secreto taller de la entraña, cincelando la figura y creando esa vida que va a traernos el amor.

Es cuando se siente y se vive esa trilogía Dios-hijo-madre, que es la más estrecha y más profunda que pueda existir.

Es una época intensa, llena de abundancia.  La maternidad llena vacíos, quita resequedad, es como cuando llueve: todo se esponja, reverdece…

¡Y tú vives esperando la flor del milagro!

 La espera es la vida en incesante ruego,

arder y consumirse como el fuego.

Es sacudida al nuevo palpitar,

que arrasa y acaricia como el mar.

Es el dolor por el amor sembrado

y que en chispas de luz ha germinado

 

Antes de que podamos darnos cuenta, el hijo crece, abre sus alas ¡y se va!

Qué dura es esa prueba, qué mojado el pañuelo, qué larga la mirada, qué intensa la oración al despedirlo ¡y qué fijo ese recuerdo al apretarlo contra nuestro corazón!

 

Ya se siente capitán de su navío

y corriente de su propio río.

Ya quiere ir en busca de la gloria

y empezar a escribir su propia historia.

 

Ya se siente un jinete soñador,

posándose en las rosas del amor.

Quiere afrontar errores y tormentas,

¡pero vivirlo todo por su cuenta!

 

Se va como un señor en su carruaje,

no ve las nubes negras del paisaje.

Se va con juventud, con copa llena,

no conoce de lágrimas ni penas.

 

No ha visto deshojarse los rosales

entre tantos afanes terrenales.

No sabe cómo duelen los años,

¡esos demoledores desengaños!

 

No piensa en el esfuerzo cotidiano

de ser faro de luz junto al hermano.

Ni que caiga de lleno con asombro

una cruz de dolor sobre su hombro.

 

Necesita saber que hay otros mares,

otros mundos de luz ¡y otros lugares!

Necesita vivir con su experiencia

eso que no se aprende con la ciencia.

 

Mas si uno en la brega se cansara algún día,

pues el mundo a veces deja el alma vacía,

sabrá que a nuestro lado tiene un seguro

puerto ¡y que aquí lo esperamos,

con los brazos abiertos!

 

Después se nos va atardeciendo la vida, entibiando el amor, blanqueando la cabeza, opacando la mirada, doliendo el cuerpo ¡y afianzando la fe!

Es hora de recogida, de recuento, de revisión, de ajuste, de hacer el equipaje, Y prepararte para partir.

 

¡Es el momento del último mensaje!

 

Mi amor será en el cielo una estrella colgante

alumbrando la vida de mis seis caminantes.

Mi amor desde allá arriba no será todo ausencia, uniéndoles la vida, ¡sentirán mi presencia!

 

Mi amor desde allá siempre estará pendiente

para saber si sufren, para saber qué sienten.

Mi amor de más arriba será un riego a mis flores.

¡Yo nunca dejaría mis seis grandes amores!

 

Después, sólo me queda una inmensa gratitud para decir:

 

¡Gracias, Señor!

Porque me diste fe, hijos, sustento,

y se abrieron mis alas con el viento.

Por haber encontrado en mi camino

el valor de lo humano y lo divino.

 

Porque siento tu amor en lo profundo

tirándome semillas de otro mundo.

Por calentar mi nido poco a poco

¡y hacer sensible todo lo que toco!

 

Por recibir el apoyo de tu mano

para sembrar con fe todo este grano.

Por tu empeño, Señor, para salvarme

y tus rojos claveles para amarme.

 

Quiero pintar de luz mi último viaje

¡y llevarme tu amor en mi equipaje!

Y mis palabras, Señor, todas quedarán aquí,

hechas surco, savia, huella…

quedarán junto a Ti.

 

¡Haz con ellas lo que quieras!