Una nueva primavera de fe

Autor: Víctor Corcoba Herrero

 

Es primavera un buen programa de vida a considerar. Sólo hay que contemplar los manantiales que brotan de la tierra, los luminosos jardines que ascienden hacia el cielo, para sentir que algo nace en nosotros, como si nos renovase por dentro.

 

Nívea de fragancias y esperanza

nos despierta las ganas de vivir,

nos renace el amor y su latir

de versos, nos dona etérea danza.

 

Un dulce albor de vida se nos lanza

en primavera, sólo hay que sentir

la voz del Creador, y el alma abrir

a la estela de luz, que nos alcanza.

 

Nos retoña el amor entre las flores,

y las flores nos donan la alegría,

el gozo de los altos miradores.

 

Horizonte que nos renueva el día,

ante el animoso viento de amores,

que nos resucita en la poesía. 

            A pesar de que el renacimiento primaveral nos alienta, existe hoy en el mundo muchas fuerzas contrarias que ahogan los jardines. Los hijos que son, primavera de la familia y de la sociedad,  o la esperanza en el futuro, a veces se utilizan como moneda de cambio. Causa gran lamento, la tendencia actual que tiene lugar en España, por sectores de gran influencia política y económica, de poner en duda la institución familiar, su naturaleza y misión, su fundamento sobre el matrimonio en base a la unión de amor y de vida entre un hombre y una mujer.

El Señor del cielo, que a nadie olvida,

me enseñó a conjugar el verbo amar:

A tu padre y a tu madre has de honrar,

porque ellos, juntos, son vida en tu vida.

 

La maternidad,  viva ola que anida

un mar de versos, níveo cantar,

un remar dual para un hondo rimar,

llama etérea en alianza vivida.

 

Crear vida es la única luz en pos

del alba, como el aire cristalino,

es como fundirse en la voz de Dios.

 

Porque el hijo es, la estela en el camino,

y aunque la madre y el padre son dos,

serán uno, verbo de amor divino.

 

            Necesitamos de esa primavera cósmica para recrearnos y revivirnos, para caminar más gozosos hacia esa primavera espiritual, que ha de llenarnos de vida, frente a tanto invierno de mortajas que nos invaden. Ella es la fiesta vital por excelencia. Cómo nos emociona que de un viejo tronco brote un retoño nuevo. Es un triunfo de la vida, un himno de primavera. ... Cada renacer, es un poema a la fuerza misteriosa del soplo de luz. Es todo latido.

 

Primavera es un aire que serena,

y una sombra que asombra y sosiega.

Primavera es una luz que no ciega

y un timbre de tonos que se ordena.

 

En primavera la pena no es pena,

porque brota el amor y la entrega.

Rosa entre las rosas, nadie la niega,

todos quieren sus labios por condena.

 

Llena de alma y de suavidades viva.

Llena de Dios y de amor profundo.

Llena de luna, su faz me cautiva.

 

En su cristalina mirada me hundo,

y que el poeta lo escriba y reviva,

que primavera ha llegado al mundo. 

 

            Pasada la Pascua, primavera permanente de la comunidad cristiana, conviene estar atentos al cultivo, para que no se marchiten las flores. Secas las raíces de lo que somos, de nada sirve un fervor popular, sino se enraíza en la fe para que brote una nueva primavera, cuando el mundo dice ¡no!.