Algo mas que palabras

Un aire de esperanza

Autor: V�ctor Corcoba Herrero

           

Nos desvela el padre de la criatura, el afamado artista Antonio L�pez, que ser� una estela de esperanza, la escultura que se alce en Atocha, como recuerdo de las v�ctimas del once de marzo. El arte es un aire de esperanza, un goce por s� mismo, una atm�sfera que nos enciende los p�talos del alma. El creador nos describe el conjunto escult�rico que llevar� por t�tulo “El d�a y la noche”, como “la inocencia, la limpieza que puede transmitir un rostro”.

 

Realmente nos hace falta esa luz ante tantas sombras. El arte es un buen sol para iluminarnos en la defensa de los derechos humanos, creciendo m�s por dentro, porque la salvajada del terrorismo, no es cuesti�n de unas naciones frente a otras, sino de todo el planetario, incapaz de fomentar alianzas est�ticas y bonanzas �ticas. Hemos quitado de nuestras vidas, la moderaci�n y la mesura, el sentido com�n y la universalidad del ser humano. Nos envidiamos como buitres carro�eros. Olvidamos que, en cada soplo de arte, hay cristalinos amaneceres y cuantiosas crecidas de �rboles, que tras los duros inviernos, florecen palpitantes en primavera.

 

El admirado escultor, apuesta por la magia y el sue�o, por el encantamiento y la quimera. La laboriosa trenza de su destreza art�stica siempre tiene miga. Esta obra no iba a ser menos. As� lo comenta: “ver una cabeza de ni�o es siempre algo bueno, libre de pesadumbre, de todas esas cosas que despu�s nos ocurren, oscuras, negras”. Aspira a que respiremos, mediante la genialidad de su efigie, la ilusi�n de la vida, y que los viandantes que paseen por la estaci�n, se liberen de la pesadumbre del tormento de los tristes recuerdos.  Ya lo dice la copla popular: “Quien espera desespera; / quien desespera no alcanza; / por eso es bueno esperar.http://mariologia.org/ y no perder la esperanza”.

 

Y es verdad. No podemos malograr la esperanza de reencontrar encuentros perdidos. Precisamos volver humano,  lo inhumano; fraternizar religiones y hermanar culturas. El arte es la mejor de las leyes, reanima el perd�n y anima la vida. Su senda nos encamina a mejores horizontes y nos torna un coraz�n que vibra. Sin duda, la obra escult�rica de Antonio L�pez, nos dar� ese alimento espiritual que tanto necesitamos para vivir, nos pondr� alas en el alma, y consuelo al luto que la brisa lleva consigo. Una vez m�s el arte, nos salva de la muerte que vivimos a diario, en nuestro diario, fe de vida.