Algo mas que palabras

Una humanidad extraviada

Autor: Víctor Corcoba Herrero

           

Sí los dentistas recordaran reiterativamente a sus pacientes que fumar mancha los dientes y además propicia el riesgo de sufrir cáncer, sólo el impacto de la escucha, provocaría que muchos fumadores lo dejasen. Ahí está el quid de la cuestión. Nos falta docencia que nos revitalice y escucharnos más para entendernos mejor. Lo de hablando se entiende la gente es medicina sana. El mundo es una interminable secuencia de opuestos que contraviene a la misma naturaleza que nos cobija. Oponer por oponerse es propio de necios. La lista de deberes a realizar es larga frente a tantos pensamientos confusos y aburridos, que nada nos dicen, ni nos ilusionan.

Resulta que lo aparentemente nuevo y revolucionario no es tal y la humanidad sigue extraviada en un mundo perdido. Quizás lo más avanzado no sea vivir en Marte, sino la recuperación de tantas tradiciones perdidas, de tantas cátedras olvidadas, cuando la universidad no era tanto preparación para el ejercicio profesional como una forma de vida consagrada a la búsqueda de la verdad. Hoy más que nunca caminamos con la mentira a cuesta. Y así no podemos hacer –como nos recuerda Manos Unidas- del mundo la tierra de todos.

La sociedad se pierde en contrariedades. Una humanidad vive en la abundancia y en el derroche mientras otra todavía se muere de hambre. Esa sí sería la mayor conquista de progreso humano: la igualdad en la tierra. Por ello, como no es así, precisamos mover voluntades y ver que el mundo no termina en los confines de su casa o de su puesto de trabajo, y que hay algo más, sobre todo muchas otras personas que apenas alcanzan los niveles mínimos de subsistencia. Incluso en el espacio de los ricos. Esa si sería la mayor efectividad. Pero la vida actual se mide por otras eficacias, donde todo está permitido, y así, surgen los nuevos dioses mediáticos en un mundo escaso de seres pensantes.

El planeta se ha quedado viejo y sus habitantes atrapados por los falsos salvadores, que se creen dueños y señores de nuestra existencia. Olvidan que somos ciudadanos del universo, igual que ellos. Se precisa, pues, operar a cooperar entre pueblos, naciones y gobiernos y que sea una comunidad internacional, en la que se encuentren representado todo el planetario, y así, afrontar los muchos desafíos, como puede ser la pobreza mundial, la negación de los derechos de los pueblos y la falta de un compromiso firme por parte de algunos grupos por fomentar la paz y la estabilidad. Apostar por encuentros, como el reciente de las víctimas del terrorismo de distintas partes del mundo, siempre contribuye a esclarecer posturas. 

Jamás nunca se han cancelado tantos vuelos por miedo al terrorismo, ni hubo tantas controversias inútiles, ni tantos espías y presiones. El mundo parece ir a la deriva. Días pasados recibí una revista de esas que van de mano en mano en busca de lectores, era de poesía. En ella, disertan los AMICS DE LA POESÍA (de Castellón), sobre el papel que estas asociaciones de amantes del verso, juegan o deben jugar en el ámbito social. Desde luego, yo las veo como una necesidad en un mundo mercantilista y escaso de sensibilidades. Aplaudo ese estímulo y esa tribuna de ser la voz que escucha y la vid que se enraíza a la vida. Lo más bello y níveo. 

No hace falta título academicista para ser poeta, es una forma de vida, una donación del alma. Para crear poesía sólo es necesario vivir y beber autenticidades. Dicho de otra manera: aspirar y respirar para meditar el lenguaje del universo. Nadie puede coartar la savia y la energía del ser humano, ni renunciar a nada de la realidad, ni del bien, ni de la verdad, ni de la belleza. La poesía está ahí. Sólo hay que salir a cultivarla.

Dejémonos llevar por la inspiración contemplativa, rica en poesía que nos habla desde el silencio. Es una buena forma de hallarse ante tantos ignorados. La humanidad no puede cerrar los ojos ante dramas tan alarmantes como no dar posada al inmigrante, deshacerse de vidas y hacerse al vicio. Se precisan poetas que nos llamen al corazón. Todo el mundo anda insatisfecho. Mirando los muros de la patria mía –que nombró el poeta-, aquí, los trabajadores se quejan del sueldo, los cantarines de sueños en plena campaña electoral apuestan por dárnoslo todo, por protegernos más en lo social y por trabajar a destajo. Ya veremos. 

En cualquier caso, yo prefiero quedarme con la cantinela de los AMICS DE LA POESÍA, que hacen bien en acoger palabras y en entonar timbres que nos calmen y fomenten el fermento de la paz. Los poetas verdaderos poseen un inmenso potencial como sembradores de luz (¿qué poeta no cantó al amor y a la vida?), contribuyendo así a la renovación de una sociedad que cada día se aleja más del eterno poema del universo en el que vive. Conscientes de su gran fuerza para modelar las ideas e influir en la conducta de las gentes, quizás habría que volver a revolver aquello que ya otro poeta dijo: ¡Pido la paz y la palabra! Es razón de vida, volver a la palabra, y ser palabra en la justa palabra del verso.