Me aterran los destierros

Autor: Víctor Corcoba Herrero

        

Pido un solo Dios y una sola ley para amarse, 
que la vida es para vivirla y beberla en familia. 
Me aterran los que entierran los labios del sol,
y me atormentan los tormentos del destierro.

La senda de la paz es la acogida y el cobijo,
recogida y hospitalidad al extranjero,
hospicio a doquier huésped sin resquicio.

Porque este cielo es de todos
y entre todos lo habitamos y deshabitamos,
porque esta tierra es de nadie, 
a todos nos liga y a nadie nos desliga.

Somos hijos de un mismo planeta,
hermanos de aire y progenitores de viento,
poetas de un semejante andar 
y de un análogo movimiento en son de verbos.

Y ahora que todo esto sabemos,
que somos uno en la savia del universo, 
¿para qué dividir las partes,
partirse los corazones y deportar latidos,
apartar razas enraizadas a la existencia, 
y acercar roces que nos asisten a la inexistencia?.

La calma nos ampare y repare por dentro, 
que cuando el alma hierve de amor, 
se alcanza el verso y en el verso se vive. 

Se vive y se desvive en la dulzura,
deleite que se impregna en el corazón,
se empapa en todo el ser, para ser de la poesía,
que es lo que alienta el aliento de la vida.