Algo más que palabras

El peligro de violar derechos humanos

Autor: Víctor Corcoba Herrero

 

Si no ponemos freno a la violación de los Derechos Humanos, aquellos que están enraizados en la realidad intrínseca de cada persona por el hecho de serlo, las guerras crecerán por doquier horizonte, como un diluvio catastrófico. Ya tenemos el mundo globalizado. Ahora viene lo difícil. Entenderse, puesto que los Estados están formados por sociedades pluralistas. Por ello, se requiere, más que nunca, varios entes institucionales que velen por la convivencia armónica del mundo. 

            Por otra parte, entiendo, que la violación de los derechos humanos, que no son otros que defender la vida humana,  no se debe contrarrestar con violencia ni con penas de muerte. ¿Cómo pueden declarar la paz, aquellos países poderosos e influyentes del mundo, que ejecutan vidas humanas bajo la protección de la máxima pena capital?. Todo este tipo de contiendas generan venganzas inútiles y desórdenes. 

Es evidente que, precisamente para conseguir la paz que todos necesitamos, la medida y la calidad de la pena deben ser valoradas y decididas con cautela, sin que se deba llegar a la medida extrema de la eliminación del reo, o de declarar la guerra como el fiero león de la selva que iba vociferando, lo de ser el más fuerte a morir. Salvo casos muy extremos, de absoluta necesidad, cuando la defensa de la sociedad no sea posible de otro modo, se justificaría el uso de la fuerza. 

            A diario los medios de comunicación, nos ponen en bandeja una buena ración de sucesos, que debieran atajarse. Para ello tenemos los gobernantes,  que han de gobernar hacia la paz, hacia el orden público y la seguridad de las personas. La solución no es poner más policías. Ni endurecer las penas. Pasa por ofrecer al mismo reo un estímulo y una ayuda para corregirse y  enmendarse, para salir de la Cruz, a la que la sociedad muchas veces le ha llevado.