Ante el dolor del mundo

Autor: Víctor Corcoba Herrero

            

  I

Violentar la paz,

es proclamar la violencia

y tomar el terror por bandera.

 

            II

 

Más que alimentos,

hacen falta escuelas

que eduquen para la vida,

reeducando para vivir,

respetando, ¡amando!.

 

            III

 

Habría que promover

el culto a la palabra,

y mover los corazones

desde el surtidor del verso,

dialogar más y chillar menos,

comprender y aprender

a reemprender caminos de luz. 

Si hemos de gritar

que sea para defender

el derecho a una existencia

digna, el derecho

a poblar caminos de amor

y a repoblar soledades.

 

IV

 

El encuentro con la diversidad

no es adversidad, sino reencuentro

de latidos abrazados por la vida.

 

            V

 

Si hemos de estar con alguien

que sea con los sufren.

Seamos portavoces

de los que no tienen voz.

Seamos poetas

de los que no tienen poesía.

Seamos horizonte

de los que no tienen futuro.

Seamos el abrazo

de los que viven el rechazo.

 

            VI

 

Los líderes políticos

han de tornarse poéticos:

tan cantautores como autores,

-menos cantamañanas

y más mañana, me digo-,

para crear y creer

en un mundo en paz,

rimado con la justicia,

bajo el tono de la libertad

y el timbre del pluralismo.

Al igual que un aire celeste

y manso, tierra adentro,

como mar en busca de puerto,

como ola en busca de aire,

como aire, calmante

de los desaires,

que colma y cura

el mar de los dolores,

abriendo claridades en la noche.