Algo mas que palabras
"El insostenible fraude"
Autor: Víctor Corcoba Herrero
Con la globalización
hemos descubierto que el mundo real es mucho más pequeño que el mundo de la
imaginación. Queda demostrado con el aluvión de engaños y fraudes, con la
multitud de acciones contrarias a la verdad y a la rectitud, que aunque viene de
antiguo, lejos de eclipsarse, continúan iluminando abecedarios que nos
enganchan. El mismo afán y desvelo por agradar, por cierto tan de moda hoy en
estos tiempos de apariencias, lo hemos convertido sin sonrojo alguno en el
primer arte de fingir. Ya no digamos del embrujo por lo exótico, que sigue
acrecentando adictos como nunca. Creer en patrañas, como pitonisas y videntes,
es síntoma de esa confusión e inseguridad que se vive. Sólo hay que marcar un
teléfono para que te arreglen la vida, pero de entrada te desarreglan el
bolsillo. Otra estafa más, que sigue cebándose con gentes que andan a la
búsqueda de sí, y con los que se comercian sus desgracias. Los mismos derechos
humanos en ocasiones también han servido de chantaje, se han expoliado tanto en
el mundo de hoy que hasta el concepto ha perdido legitimidad. Unas
veces por manipulación política, otras por
avaricias humanas, lo cierto es que la esclavitud mental todavía persiste por
ejemplo. La defensa de todo ser humano no es un privilegio religioso o
partidista, es algo innato, forma parte del ser humano, por lo que es, y ha de
serlo en libertad. Lo mismo sucede con el deseo de probar nuevas sensaciones
para alcanzar sueños. La caída en el orbe de las adicciones es otra estafa más,
porque no refuerza la vida, sino que la destruye.
Bajo el engaño de
tantas ilusiones se han cometido tantas injusticias, se han restado tantas
libertades, que se han multiplicado los engaños y a la falsedad le han salido
alas que vuelan por doquier parte del mundo. El fraude electoral campea por
muchos países que presumen de demócratas. Precisamente, la actual crisis del
mundo y de las distintas sociedades pienso que tienen su origen en el corazón
mismo de las personas. La superación creo que pasa por cambiar mentalidades y
estilos de vida. Educar no es adoctrinar, sino templar el alma para la
convivencia bajo la autenticidad de ser uno mismo. Ahí radica el esfuerzo que
debemos llevar a cabo todos para con todos. Ya está bien de tanto ejército
fraudulento voceando: ¡el mundo soy yo! Nadie puede imponer un nuevo orden
porque sí, y mucho menos obviando al ser humano como sujeto de derechos y
deberes. Habría que declararles la guerra a la legión de seductores que a diario
nos engañan y manipulan. Astutamente piensan en la manera de vencernos, y a
veces lo consiguen incluso sin convencernos, y toman decisiones por nosotros con
total descaro. Ahí está el fraude ideológico, instruyendo ideas y actitudes de
forma tácita, debido a la fuerza de empuje que tienen ciertas tácticas
estratégicas. Al manipulador le da igual los sentimientos de las personas,
los franquea sin miramientos, lo que pretende es
dominar y dirigir su conducta.
Otro cáncer del momento
actual, son las prácticas en las que los intereses particulares e injustos
prevalecen sobre la colectividad del bien general.
Tal es el caso del cohecho y la corrupción
política, del fraude por eludir la justa contribución social, o la utilización
indebida de fondos públicos para enriquecimiento personal. Considero, pues, que
la fiscalidad y la lucha contra el fraude debiera ser prioridad en todos los
gobiernos del planeta, tanto en sus relaciones internas como externas. En este
sentido,
Por dinero todo se
hace, también la estafa mayor de comprar vidas humanas, pero
asimismo
tiene un lenguaje que entienden todos los países, y debieran entenderlo
prioritariamente para dar un salto de calidad a los más desfavorecidos. Los
pobres son a los que más les afectan los fraudes. Son mártires y presas fáciles.
No hace muchos días,